Es difícil de explicar. Si uno no lo vivencia. Si no lo siente en su cuerpo. Si uno, no duerme por esa sensación que lo invade que en cualquier momento se le vuela el techo. Resulta complicado tratar de hacer entender, lo que es, soportar un día completo de viento desplegando toda su energía a una velocidad superior a los 130 kilómetros por hora. Me obligó a permanecer en Río Gallegos, todo el santo día, a la espera de que se pudiera transitar. Pero contrariamente a todos los pronósticos, cuando la noche llegó, el viento no paró. Recién, a la madrugada, pude salir. Ahora estoy aquí, en casa, mirando la bahía que se ha evaporado y en la que –para mi sorpresa- ya no solo las aves eligen este lugar para empollar sus huevos y criar sus pichones, sino que, unas yeguas, se han puesto de acuerdo para traer al mundo a sus potrillos. Todo está en calma. El viento ya es historia. La naturaleza sigue su curso. Por suerte, pienso, hay cosas que el hombre nunca va a lograr controlar.
Llegué a la escritura motivado por una búsqueda, en principio inconsciente, que se corporizó en mí cuando empecé a tener noción de lo que representaba el haber nacido en un campamento petrolero. Un lugar que, a la vez, era ningún lugar; un hábitat en el que, el único rasgo permanente, estaba conformado por lo provisorio. De hecho, mi permanencia en Cañadón Seco, duró lo que pudo haber durado la convalecencia posparto de mi madre. La imagino a ella llevándome en brazos, en el transporte de Mottino y Acuña, mezclada entre los obreros que regresaban a Caleta Olivia. Apenas unas horas de vida tenía y ya formaba parte de un colectivo. Un colectivo de obreros, llegados de todos lados buscando el amparo de eso que se erguía como una sigla que, en ese tiempo, todo lo podía: YPF. —Nacido en Cañadón Seco —decía cuando me preguntaban— y criado en Caleta Olivia —agregaba en el intento de transmitir alguna certeza acerca de mi origen. Empecé a pensar en esto cuando me vine a vivir ...
Y dices bien: Por suerte...
ResponderBorrarUn abrazo!!
...Feliz 2011. Nos vemos por los blogs.
ResponderBorrarAbrazos.
que buena calma, que promisorio paisaje, Alberto!
ResponderBorrarque bellos paisajes y momentos promisorios abunden en este año! abrazo!
Por suerte, pienso, hay cosas que el hombre nunca va a lograr controlar.
ResponderBorrarPero sí destruír, en su equivocada y afanosa idea de controlar. Ahora bien: aquello que no destruya se regererará, por fortuna.
Saludos.
:-)
Por suerte, la madre naturaleza aún sigue su curso sin depender del control del hombre...
ResponderBorrarSaludazos!!
Cosas que además, cuánto más intente controlar, más fuerte responderán a la omnipotencia humana... casi como diciendo "acá mando yo"
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