Me dejé llevar. No voy a negar que –aunque sea por un momento- creí en ella. Me tomó de la mano una tarde de esas en la que –aunque llovía torrencialmente- yo sentía el sol sobre mi piel. Debe haber sido el calor de sus manos, o la forma en que me miraba, o la firmeza de sus palabras. Me dejé llevar y a hora no sé como volver.
Llegué a la escritura motivado por una búsqueda, en principio inconsciente, que se corporizó en mí cuando empecé a tener noción de lo que representaba el haber nacido en un campamento petrolero. Un lugar que, a la vez, era ningún lugar; un hábitat en el que, el único rasgo permanente, estaba conformado por lo provisorio. De hecho, mi permanencia en Cañadón Seco, duró lo que pudo haber durado la convalecencia posparto de mi madre. La imagino a ella llevándome en brazos, en el transporte de Mottino y Acuña, mezclada entre los obreros que regresaban a Caleta Olivia. Apenas unas horas de vida tenía y ya formaba parte de un colectivo. Un colectivo de obreros, llegados de todos lados buscando el amparo de eso que se erguía como una sigla que, en ese tiempo, todo lo podía: YPF. —Nacido en Cañadón Seco —decía cuando me preguntaban— y criado en Caleta Olivia —agregaba en el intento de transmitir alguna certeza acerca de mi origen. Empecé a pensar en esto cuando me vine a vivir ...
Ya es tarde para volver...
ResponderBorrarBesos.
A veces algo superior nos puede y no podemos luchar contra ello....Besos de viernes
ResponderBorrarotra fotografía espectacular
ResponderBorrar:)
pues no vuelvas...
ResponderBorrar:)
Nada mas sanador que sentir eso de dejarse llevar! Y si es así, no hay necesidad de volver...¿Volver adonde?
ResponderBorrarAbrazo!
Los riesgos de dejarse llevar...
ResponderBorrarSaludos!
pero... querés volver?
ResponderBorrarsin permiso... igual que como te fuiste... regresa.
ResponderBorrarMe encanto la pic!!!!!!!
...
ResponderBorrarYo me dejo ir con tus imágenes.
Me impactó el post de NADA, tal vez me proyecté.
Saludos y un abrazo para ti.
Mafalda