La honestidad sin eficiencia es tan contraproducente para la calidad institucional, como lo es la eficiencia sin honestidad, como lo es ese famoso y tristemente recordado “roban pero hacen. Es posible gobernar bien y en forma honesta. Las acciones son más y mejores cuando se gestiona en forma transparente.
Las infaltables gaviotas alborotaban el cielo plomizo sobre un montículo de basura recién depositada por un camión volcador amarillo. Allí, naturalmente, merodeaba el suizo. Y le gustaba robar; pero sus “colegas” del basural no soportaban, aunque al final debían hacerlo, esa costumbre. La ley no escrita era compartir la basura, compartir los espacios. Pero no robarse entre ellos. – El basural del frío Héctor Rodolfo Peña
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