Invierno bueno, verano malo, se rumorea por el pueblo. Los amantes del frío -que contemplan como se desvanece la bahía- sufren los 10 grados de máxima que por cuarto dia consecutivo nos ofrece la naturaleza. El país entero, según muestran los noticieros, parece arrasado por la ola polar y nosotros una vez más, como en las elecciones, no podemos disfrutar este veranito.
Las infaltables gaviotas alborotaban el cielo plomizo sobre un montículo de basura recién depositada por un camión volcador amarillo. Allí, naturalmente, merodeaba el suizo. Y le gustaba robar; pero sus “colegas” del basural no soportaban, aunque al final debían hacerlo, esa costumbre. La ley no escrita era compartir la basura, compartir los espacios. Pero no robarse entre ellos. – El basural del frío Héctor Rodolfo Peña
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