No hay un puerto seguro donde amarrar la conciencia.
La deriva
no es tan mala como la pintan.
La tentación por llegar a tierra firme puede resistirse.
Desanclar tu existencia tal vez sea algo más que una necesidad,
tal vez, no
tengas otra alternativa.
No hay vientos que soplen a favor...
La dejo que siga
hablando.
No hay prédica que se arraigue en mí
cuando estoy en medio de la
tormenta.
No es fácil escuchar cuando estamos en medio de la tormenta, pero algo siempre queda para después que puede ser útil en la próxima.
ResponderBorrarUn abrazo