Pensar en respuesta políticas
para Santa Cruz sin pensar en cómo abrir las compuertas que contuvieron, a la
participación ciudadana, por más de dos décadas; es volver a tropezar en el
corto plazo con la misma piedra.
Para salir de ese círculo
vicioso, necesitamos, más que comenzar a bajar línea diciendo qué es lo que hay
que hacer, comenzar a preguntarnos qué cosas realmente nos importan y cuáles
son las cosas que les quitan el sueño a nuestros vecinos.
¿Cuáles son los ejes sobre los
que se tiene que organizar Santa Cruz para afrontar con éxito los próximos
cincuenta años?
¿Cuál es el papel que van a
cumplir los hidrocarburos en la economía santacruceña en los próximos diez
años, de cara a la finalización de las concesiones leoninas realizadas por el
Estado Nacional?
¿El pasivo ambiental, la
certificación de reservas, la participación social en la renta petrolera,
conforman la agenda política de los tiempos que vienen o son meras expresiones
de deseo?
¿Tenemos en la renta minera una
alternativa para potenciar el desarrollo de zonas improductivas de la
provincia?
¿Es compatible dicha explotación
con las exigencias ambientales de la industria del turismo?
¿Las explotaciones a cielo
abierto, que aparecen muy cuestionadas en otras provincias, deben ser
favorecidas por el Estado Provincial?
¿Cómo hacemos para articular las
políticas vinculadas al cuidado del medio ambiente, con el desarrollo turístico
y el ordenamiento territorial y no caer en inútiles comportamientos
conservacionistas, ni en el fomento de explosiones demográficas que atentan
contra el recurso o en la fragmentación del territorio producto de la
especulación inmobiliaria?
¿Cuál va a ser el perfil
industrial de Santa Cruz a partir del potencial que impondrá la construcción
del interconectado, la usina del RT y las represas sobre el Río Santa Cruz?
¿Cómo pensamos incorporar a los
habitantes de nuestra provincia a un mercado laboral de características
sustantivamente distintas, como el que exigen las industrias del turismo y las
que demanden actividades como la cementera o la futura planta de aluminio?
¿Cuáles son las nuevas exigencias
que el sector público deberá atender a partir del cambio estructura que nuestra
provincia inevitablemente va a tener, llevándonos de una economía que se
alimenta del sector público a una economía que se sustente en actividades
genuinas?
¿Cómo desanclar a la
Administración de la pesada carga que significa haber conformado más del 70% de
su plantel con recursos humanos que buscaron en el estado protección social
frente al proceso de exclusión que arrasó en los noventa a más del 50% de la
población argentina; sin caer en medidas ortodoxas como lo son los despidos o
mantener los sueldo bajos y uniformes como única variable para evitar
desajustes presupuestarios?
¿Qué papel van a jugar las
comunicaciones y el uso de las NTICs en el desarrollo provincial? ¿Debe el
estado invertir en este sentido acompañando las inversiones realizadas en
rutas, aeropuertos, puertos y otros medios de comunicación?
¿Cuál es modelo de conducción del
estado, sobre el que la sociedad va a conformar los nuevos liderazgos que
orientaran su curso en el siglo XX1?
¿Podremos o deberemos avanzar
hacia un liderazgo organizacional, de equipo o empresa, en el que el esfuerzo
de conjunto potencie el aporte individual que cada uno está dispuesto a
realizar para hacer de Santa Cruz una sociedad más equilibrada, o debemos
intentar reeditar los modelos personalistas que tan fuerte calaron en la vida
de los santacruceños?
Estamos próximos a cumplir
cincuenta años de que 1958 el estado nacional nos reconociera la autonomía
política y mediante la sanción de nuestra constitución provincial abandonáramos
nuestra condición de “territorio del estado nacional” para convertirnos en
Provincia.
Transcurrimos esta mitad de
siglo, soportando los avatares institucionales –golpes de estado mediante- que
sufrió nuestro país.
Hoy podemos decir que estamos
frente a la oportunidad de que la primera generación de santacruceños nacidos
en democracia den un paso adelante y comiencen a recrear los espacios para que
nuestra gente pueda expresarse, apostando sin especulaciones a que surjan
nuevos modelos de organización política que no sean un remedo del pasado sino
un salto cualitativo en la manera de relacionarnos y convivir del pueblo de
Santa Cruz.
Tenemos frente a nosotros la oportunidad de comenzar a pensar juntos la provincia que vendrá, de demostrar nuestra madurez, de capitalizar los aciertos y errores del pasado, de abandonar definitivamente el estigma de ser solo en los papeles una PROVINCIA, pero en el accionar cotidiano continuar funcionando como territorio del estado nacional.