Pasaron
más de veinte años de ese momento. Peña ya no está entre nosotros. A mí me
quedó la imagen solitaria, como ensimismada, de él, sentado en la confitería; y
me quedaron sus libros, los que, a medida que fui leyendo, fueron incrementando
mi entusiasmo por su producción literaria. Incursionó en todos los géneros y en
todos lo hizo con la misma vocación: la de ser fiel a su estilo.
Los
pájaros del lago fue el primero que leí. La trama tiene todos los condimentos
de thriller. La historia me atrapó desde la primera página. Ambientada en la
zona del Lago Argentino, los personajes y los lugares en los que acontecían los
hechos, me resultaron familiares. Su lectura fue reveladora. Me mostró que era
posible narrarnos y, en ese narrar, ir entramando las historias de vida de los
hombres y mujeres de nuestro pueblo. Hacerlo con un lenguaje propio, con el
tono de quien se siente parte de esto que llamamos provincia.
Después
leí la Furia del ventisquero. En ella, Peña, construye o reconstruye la lucha
del hombre por arraigarse en esta tierra y los avatares a los que los somete la
naturaleza. Pero no se queda ahí. Sin estertóreos ni artilugios, como si fuera
parte misma de esa batalla por sobrevivir que viven esos primeros colonos
frente al avance de las aguas que provoca el cierre del glaciar, deja que se
filtren retazos de esa otra lucha, la que libraron (si cabe el término). contra
el poder del latifundio asociado con el Estado, los trabajadores rurales en las
huelgas de 1920 y 21.
“¿Es
“Trágica gaviota patagónica” la novela por antonomasia de la literatura
regional? Tal vez en el momento de elaborar un canon surjan otros autores y
otros títulos que disputen esa posición. Pero esta trágica novela patagónica ya
se ganó, sin dudas, un lugar de privilegio en la bibliografía del sur”, dice el
escritor chubutense Jorge E. Vives en
uno de los pocos artículos publicados que se pueden encontrar en la web y nos
abre una puerta para pensar qué lugar le damos nosotros a Peña.
En
el año 2018 se celebraron los ochenta años de su natalicio. Tal vez sea tiempo
de imponernos la tarea de realizar un homenaje que nos permita rescatar la
memoria de su persona: de organizar un conocimiento completo, ordenado y
confiable de distintos aspectos de lo que fue su vida; de conocer al hombre en su cotidianeidad, al escritor, aviador, periodista, y todas
aquellas facetas desconocidas de su existencia. De poner en la balanza el peso
histórico, cultural y patrimonial que, en la literatura santacruceña, tienen
sus obras.
“Cuando lo vi, me olvidé de lo que tenía que hacer. No había hablado nunca con él. Pedí permiso y me senté. La mesa que ocupaba en la vieja terminal de transporte parecía un pequeño escenario en medio de una gran sala de eventos. Le pregunté en qué andaba. Respondió que estaba corrigiendo una novela, pero que no sabía si la iba a poder publicar. Después nos quedamos en silencio. La gente se acercaba a saludarlo y felicitarlo por su último libro. Él agradecía, aunque era evidente que prefería, como hacen los escritores, seguir experimentado esos momentos de soledad.”
Así
relaté ese encuentro que nunca tuve con él. Ahora, cada vez que lo leo, imagino
que seguimos conversando.
1. El último invierno; cuentos, 1972
2. Poemas bajo cero; poemas, 1974
3. Fuego del sur; poemas, 1977
4. La flecha cautiva; poemas, 1981
5. Hombres del viento; cuentos, 1981
6. Trágica gaviota patagónica, novela.
1981-1982
7. Carta del pueblo; cuetos, 1984
8. El ventisquero y la furia; novela,
1984
9. Los pájaros del lago; novela, 1985
10. Pueblo pionero; novela,1987
11. Misterio en la Bahía Paraíso;
novela, 1990
12. Onos, el patagón; novela, 1992
13. Astillas de luz y frío; poemas,
1997
14. El basural del frío
15. Imágenes y desaforismos
Existen trabajos publicados en
antologías que no figuran en este listado.
Gracias por traernos a Peña!!
ResponderBorrarRescatar a quienes, inevitablemente, se el olvido es siempre una tarea elogiable.
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