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INFORME SOBRE “LABERINTO” - Analìa Roffo

1. El cuento tiene una estructura muy adecuada para los contenidos que narra y el impacto que quiere generar en los lectores. Laberinto (su título) puede ser buen sinónimo de rompecabezas o pentimento, es decir, una trama que para cobrar sentido necesita ser interpretada desde un nivel superior, desde una especie de tarima que permita ver cómo encajan las dos subtramas en apariencia paralelas pero realmente contrapuestas: el mundo del corte de ruta y el de los burócratas y políticos que intentan incidir en él.


2. Es adecuado que el cuento abra y cierre con el primer mundo, el del corte. Eso le da potencia dramática desde las primeras líneas y es lógico que el clímax llegue al final con la misma subtrama. El mundo del corte es infinitamente más dinámico y tenso: tiene crescendo, enigma, climas de tragedia solapada, y eso, desde ya, enriquece el relato. Son fuertes sus personajes, tanto Ana como Pablo. Quizás Ana tenga un perfil más rotundo. Es la más decidida inicialmente, la que incluso lidera. Luego muestra matices que la humanizan más: trastabilla, duda, se culpabiliza; pero sin embargo transfiere su fuerza a Pablo, que sin el sostén de ella no podría delinear las acciones más relevantes. Es interesante: los personajes femeninos de ambos mundos (Ana, Julieta, la amante de González) tienen mayor carnadura que los masculinos, como si fueran motores de energía frente a hombres grises, casi pusilánimes, atados a convenciones.


3. La confrontación con el mundo de la burocracia y la política está bien lograda. Esta esfera es morosa, pesada, casi kafkiana. Más allá de que las secuencias se suceden en el tiempo coherentemente, el lector tiene la sensación de que todo ocurre en una angustiosa lentitud. Perazzolo y González están bien definidos: manejan información, están dotados para la burocracia y la política, pero no son transformadores. Parece que sólo pueden pensar y dialogar entre ellos, pero no saben actuar, no pueden resolver. Están siempre en los antecedentes de algo, en las vísperas; nunca en el momento clave de los acontecimientos.


4. Ambos mundos contrapuestos se manejan en dos velocidades, lo que refuerza su confrontación y el buen desarrollo del relato. Los verbos usados en uno y otro campo remiten hábilmente a la acción versus la contemplación, la decisión y el compromiso versus la parálisis y la abulia. Es un verdadero hallazgo fechar el cuento en mayo del 2036, sin dotarlo de rasgos futuristas ni de ciencia ficción. Todos los elementos y los datos del escenario son contemporáneos, pero las fechas remiten al futuro. Lo que se logra entonces es un anacronismo que consolida el drama: el lector siente que las mismas carencias del presente, la incapacidad de la política por resolver conflictos, la inhabilidad de los políticos y los burócratas para modificar situaciones problemáticas se perpetúa sin miras de mejora de aquí a por lo menos tres décadas más. Esta sensación es agobiante, realmente.

En ese sentido, la manera en la que se caracteriza a la provincia de Santa Cruz remite a la famosa "habitación cerrada" de Sartre, es decir, al tipo de conflicto que no tiene salida y al laberinto al que alude el título. Los datos, entre otros, de migraciones, educación, empleo y gasto público con los que abruma González (un verdadero acopiador sin ninguna capacidad de acción) son reveladores en cuanto a la dificultad o imposibilidad de cambio y progreso. Esa inmovilidad permea el carácter de los provincianos, casi condenándolos a la falta de empatía con los pares e incluso al fracaso, como González no se cansa de recalcar. Es patética la frase interrumpida de Perazzolo ("Lo que los santacruceños necesitan es..."), como si sólo hubiera posibilidad de sumar datos en un diagnóstico que jamás se da y que jamás es llevado a la práctica con acciones que repongan mejoría social y dinámica vital.


5. Sin duda, el cuento tiene valores. Creo que, para trabajos futuros, hay que apostar a algunas zonas de mayor riesgo narrativo que ya están latentes en este cuento. Me refiero a descripciones de enorme sutileza. Sólo dos ejemplos. 

a. En la suma de datos sobre Santa Cruz se intercala un comentario de gran emotividad: "Este es uno de los factores que determina la inestabilidad social que caracteriza a esta provincia. Son comunidades sin abuelos o, mejor dicho, con abuelos distantes. Los hijos se quedan trabajando, pero tienen puesta la cabeza en los períodos vacacionales. Uno llega a creer que funcionan como autómatas. Que tienen el cuerpo en el sur pero sus pensamientos en otra parte. Es una provincia en la que las personas acceden a un trabajo solo para jubilarse y así poder buscar un lugar mejor en donde vivir."

b. En la escena de la seducción de la compañera de trabajo de González priman la transparencia y la intensidad: "Desde un primer momento me resultó atractiva. Su forma de desenvolverse. Esa costumbre de mirarte directo a los ojos cuando te hablaba. No acostumbraba maquillarse, siempre a cara lavada. Uno sabía de entrada que esa era ella. Que no iba a recibir una sorpresa uno al despertarse al otro día. Muy franca y con mucha presencia. No importaba qué tuviera que decirte, ella se plantaba, frente a uno, a pocos centímetros y -mientras te hablaba- se dejaba respirar".



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