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Un témpano X


Durante mis primeros años en El Calafate, disfrutaba mucho del contacto con lo natural, nuestra casa quedaba a un par de km del pueblo y cuando volvía de trabajar, podía pasarme toda la tarde sin que nada ni nadie interrumpieran la lectura de un libro o la ansiada siesta. En el barrio había tres casas habitadas permanentes y una que ocupaba de manera temporaria conocido actor nacional. Fueron cuatro o cinco años, en los que pudimos apreciar la aventura de vivir alejados del mundo.

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No ser

Llegué a la escritura motivado por una búsqueda, en principio inconsciente, que se corporizó en mí cuando empecé a tener noción de lo que representaba el haber nacido en un campamento petrolero. Un lugar que, a la vez, era ningún lugar; un hábitat en el que, el único rasgo permanente, estaba conformado por lo provisorio. De hecho, mi permanencia en Cañadón Seco, duró lo que pudo haber durado la convalecencia posparto de mi madre.  La imagino a ella llevándome en brazos, en el transporte de Mottino y Acuña, mezclada entre los obreros que regresaban a Caleta Olivia.  Apenas unas horas de vida tenía y ya formaba parte de un colectivo. Un colectivo de obreros, llegados de todos lados buscando el amparo de eso que se erguía como una sigla que, en ese tiempo, todo lo podía: YPF. —Nacido en Cañadón Seco —decía cuando me preguntaban— y criado en Caleta Olivia —agregaba en el intento de transmitir alguna certeza acerca de mi origen. Empecé a pensar en esto cuando me vine a vivir ...