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El témpano III


Entre el lago y la ciudad está la Bahía Redonda, un espejo de agua, cuya existencia está sujeta a las variaciones que sufre el lago, mas al este, la Laguna Nimez que alberga –según dicen los expertos- unas setenta especies distintas de aves y que junto con la bahía son reconocidas como reservas naturales. Por el medio del casco histórico del pueblo cruza el Arroyo Calafate, que desemboca en la bahía con su casi nulo caudal de agua. Este solo adquiere proporciones descontroladas en los meses de deshielo, provocándole a los vecinos ribereños mas de un sobresalto. Pero ese fenómeno solo dura con suerte una semana, luego el caudal disminuye y el arroyo deja de ser noticia. Hasta que algún docente organiza, con los alumnos de la secundaria, su limpieza y levanta alguna consigna ambientalista denunciando la contaminación a la que es sometido, por los que le aportan basura domiciliaria y los deshechos cloacales. O cuando aparece el cuerpo sin vida de algún vagabundo, cuyo hígado no resistió la ultima borrachera y se deja reposar definitivamente a la sombra de algún sauce de los múltiples que crecen a sus orillas.

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