Estoy sentado frente a mi computadora, levanto la vista y veo el témpano, es apenas un punto blanco sobre el lago color turquesa. Su existencia se desvanece para integrarse a la cuenca lacustre que muchos reconocen como una de las reservas más importante de agua dulce del planeta y por la que muchos profetizan, se libraran batallas en un futuro no tan lejano.
Las infaltables gaviotas alborotaban el cielo plomizo sobre un montículo de basura recién depositada por un camión volcador amarillo. Allí, naturalmente, merodeaba el suizo. Y le gustaba robar; pero sus “colegas” del basural no soportaban, aunque al final debían hacerlo, esa costumbre. La ley no escrita era compartir la basura, compartir los espacios. Pero no robarse entre ellos. – El basural del frío Héctor Rodolfo Peña
que buen contraste de la nieve y la erena y los colores... un regalo a la vista, despues de todo.
ResponderBorrarsaludos!