Llegamos. En el lugar, un grupo no muy numeroso de personas, prepara el espacio en donde tendrá lugar el acto. Un cartel, anuncia la construcción de un cenotafio en memoria a los caídos. Me llama la atención el uso del término caídos. Lo asocio con la denominación que se usa para recordar a los que mueren en las guerras. Y aquí no hubo ninguna guerra.
Llegué a la escritura motivado por una búsqueda, en principio inconsciente, que se corporizó en mí cuando empecé a tener noción de lo que representaba el haber nacido en un campamento petrolero. Un lugar que, a la vez, era ningún lugar; un hábitat en el que, el único rasgo permanente, estaba conformado por lo provisorio. De hecho, mi permanencia en Cañadón Seco, duró lo que pudo haber durado la convalecencia posparto de mi madre. La imagino a ella llevándome en brazos, en el transporte de Mottino y Acuña, mezclada entre los obreros que regresaban a Caleta Olivia. Apenas unas horas de vida tenía y ya formaba parte de un colectivo. Un colectivo de obreros, llegados de todos lados buscando el amparo de eso que se erguía como una sigla que, en ese tiempo, todo lo podía: YPF. —Nacido en Cañadón Seco —decía cuando me preguntaban— y criado en Caleta Olivia —agregaba en el intento de transmitir alguna certeza acerca de mi origen. Empecé a pensar en esto cuando me vine a vivir ...
¿Qué hubo allí?
ResponderBorrarSí, el término "caídos" lo asocio también a derrumbe a personas muertas en determinado lugar....
ResponderBorrarUn abrazo, no caído, Monique.
Un bello lugar de
ResponderBorrarconmemoración
con las cumbres nevadas
al fondo.
Un abrazo
Interesante tu texto te sigo desde lo lejos
ResponderBorrarLo que más me llama la atención es ese cielo tan tan pero que tan azul y esas montañanas cubiertas por un bello manto blanco en la lejanía. Qué belleza, muy linda vista, parece mentira que ese paisaje haya sido el escenario de algo cruel, no?
ResponderBorrarBesos.