Están por llegar. Desde temprano, intentó hacer de este día uno más. Puso unas ramas en la cocina a leña, para alimentar las brasas, que aun perduran de la noche anterior. Preparó unos mates. Encendió la radio y el locutor reiteró una vez más, lo dicho en las últimas emisiones: mensaje para Andrés de la Estancia La que no fue, mañana pasa vehiculo para traerlo a la ciudad, tenga todo preparado. Miró por la ventana, tragó saliva, para no dejarse invadir por esa mezcla de nostalgia y tristeza que dibujaba en su mente el recuerdo de hace veinte años atrás, cuando decidió venir al sur a probar suerte. Pensó en su patrón, que por poco no se muere en el puesto atrapado por una nevada temprana. Pensó, que si él estuviera hoy, esto no pasaría. Maldijo una vez mas a los herederos –a los que nunca conoció- por haber vendido todo, sin siquiera darse una vuelta por el lugar. Cargo el bolso con toda sus pertenencias, tomó el ultimo mate y se subió a la camioneta que con dos bocinazos anunciaba el final de un capitulo mas de la vida de un peón de campo.
Estaba sentado en la confitería de la terminal. Lo reconocí, aunque no había leído hasta ese momento ninguno de sus libros. Era Peña, el escritor, Héctor Rodolfo “Lobo” Peña. Había escuchado hablar de él, de sus premios y de la Trágica gaviota patagónica, su libro más mentado. Nos saludamos con un ligero movimiento de cabeza y, sin decir nada, seguí con mis cosas. Pasaron más de veinte años de ese momento. Peña ya no está entre nosotros. A mí me quedó la imagen solitaria, como ensimismada, de él, sentado en la confitería; y me quedaron sus libros, los que, a medida que fui leyendo, fueron incrementando mi entusiasmo por su producción literaria. Incursionó en todos los géneros y en todos lo hizo con la misma vocación: la de ser fiel a su estilo. Los pájaros del lago fue el primero que leí. La trama tiene todos los condimentos de thriller. La historia me atrapó desde la primera página. Ambientada en la zona del Lago Argentino, los personajes y los lugares en los que acontecían los he...
Una más de tantas vidas que sufrieron lo mismo. Me gustó mucho, vi reflejadas muchas realidades muy conocidas, continúo con la lectura.
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