Llegué a la escritura motivado por una búsqueda, en principio inconsciente, que se corporizó en mí cuando empecé a tener noción de lo que representaba el haber nacido en un campamento petrolero. Un lugar que, a la vez, era ningún lugar; un hábitat en el que, el único rasgo permanente, estaba conformado por lo provisorio. De hecho, mi permanencia en Cañadón Seco, duró lo que pudo haber durado la convalecencia posparto de mi madre. La imagino a ella llevándome en brazos, en el transporte de Mottino y Acuña, mezclada entre los obreros que regresaban a Caleta Olivia. Apenas unas horas de vida tenía y ya formaba parte de un colectivo. Un colectivo de obreros, llegados de todos lados buscando el amparo de eso que se erguía como una sigla que, en ese tiempo, todo lo podía: YPF. —Nacido en Cañadón Seco —decía cuando me preguntaban— y criado en Caleta Olivia —agregaba en el intento de transmitir alguna certeza acerca de mi origen. Empecé a pensar en esto cuando me vine a vivir ...
Las infaltables gaviotas alborotaban el cielo plomizo sobre un montículo de basura recién depositada por un camión volcador amarillo. Allí, naturalmente, merodeaba el suizo. Y le gustaba robar; pero sus “colegas” del basural no soportaban, aunque al final debían hacerlo, esa costumbre. La ley no escrita era compartir la basura, compartir los espacios. Pero no robarse entre ellos. – El basural del frío Héctor Rodolfo Peña
alguien tiene que ser digno de confianza para que otro le diga...estoy en tus manos
ResponderBorraroye me ha encantado esto de...
ResponderBorrartextos inconclusos, a los que tu aporte les permite ir tomando forma...
Nunca mejor definido, es una batalla a la existencia
ResponderBorrarToda obra ya existe en el lienzo o en la piedra antes de ser pintada o esculpida, solo espera ser descubierta por el artista...
ResponderBorrarSaludazos!!
todo un arte, definitivamente es cosa de admirar!
ResponderBorrarsiempre sorprendiendome... genial!
un abrazote!
Qué maravilla!
ResponderBorrarUn abrazo
siempre quise tener el don de poder trabajar la madera. Pero como no lo adquiero así como por magia, me limito a verla. Lo hago muy bien. Creo.
ResponderBorrarAbrazo, y a ver cuándo nos invitás para El Calafate.-
Después uno se da cuenta que eso que ahora ve,ahí en la madera o en la piedra, ya lo había visto.
ResponderBorrarNuestro potencial creativo es un germen que llevamos dentro nuestro, algo inherente a nuestra existencia.
Alguna vez aprendí que el que escribe no sabe, me costó entenderlo hasta que se me hizo carne... cualquier artista no sabe hasta que nace su obra, la ve, la siente y ahí comienza a saber.
Hay un saber inconciente tan fuerte en nosotros que se me suele helar el alma al darme cuenta de ello.
Ufff... me colgué, no?
Pero me queda por decirte que admiro ese trabajo, me parece mágico el que puede transformar a la madera.
Saludos entrañables!
PD: Brillante tu coment en mi último post! Gracias!