Ir al contenido principal

Bajo el silencio XI

Un joven se trepa por el mástil para enganchar la correa con la se izarán las banderas. Abajo, todos expectantes de si logra cumplir con la misión que se ha impuesto. Se ve frágil. Parece disfrutar de lo que está haciendo, de ocupar ese lugar destinado a esos símbolos que nos unen, que nos dan identidad.

Comentarios

  1. Bonita foto,se funden
    trepador y mástil.

    Besos

    ResponderBorrar
  2. Y siempre en silencio... bajo el silencio...

    ResponderBorrar
  3. no una bandera, mejor ondear el cuerpo.

    ResponderBorrar
  4. Es sin, lugar a dudas, genial la idea de usar las fotos. Además están muy buenas.

    ResponderBorrar
  5. Muy bueno lo que hizo, un poco arriesgado, pero sin dudas muy lindo gesto.

    ResponderBorrar
  6. que fuerte la imagen, buff! yo no me subo ni" jarto de vino".
    1 saludo
    beats!

    ResponderBorrar
  7. wow, qué buena foto, está la cosa para que se quede el chico colgado ahi arriba haciendo de bandera, pobrecito. jejejee

    gracias por tu visita.

    besos

    ResponderBorrar
  8. Seguro que no está subiendo para clavarse y hacerse él mismo bandera?
    Quizás fue una apuesta perdida...
    Linda foto y pensamiento igual,
    no tan asqueroso como el mío.

    ResponderBorrar
  9. Qué miedo, para haberse caído... Menos mal que cumplió la misión.
    Sigo...

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

No ser

Llegué a la escritura motivado por una búsqueda, en principio inconsciente, que se corporizó en mí cuando empecé a tener noción de lo que representaba el haber nacido en un campamento petrolero. Un lugar que, a la vez, era ningún lugar; un hábitat en el que, el único rasgo permanente, estaba conformado por lo provisorio. De hecho, mi permanencia en Cañadón Seco, duró lo que pudo haber durado la convalecencia posparto de mi madre.  La imagino a ella llevándome en brazos, en el transporte de Mottino y Acuña, mezclada entre los obreros que regresaban a Caleta Olivia.  Apenas unas horas de vida tenía y ya formaba parte de un colectivo. Un colectivo de obreros, llegados de todos lados buscando el amparo de eso que se erguía como una sigla que, en ese tiempo, todo lo podía: YPF. —Nacido en Cañadón Seco —decía cuando me preguntaban— y criado en Caleta Olivia —agregaba en el intento de transmitir alguna certeza acerca de mi origen. Empecé a pensar en esto cuando me vine a vivir ...

Vueltas

Escribir   un     rezo para un Dios    inexistente   Inventarme    un Dios       al cual rezarle sin fe   Encontrar    una fe       que no esté presa de una religión   Profesar   una religión      en la que no haga falta          rezar para huirle a la angustia que me acompaña desde que no estás