Es temprano. La ciudad está convulsionada. El rally comienza a atravesarla. El mundo sigue -por todos los medios- el transcurrir de la carrera. Parece imposible estar ajeno a un acontecimiento de tanta magnitud. Ella, no ha sido anoticiada o no ha querido enterarse. Barre la vereda pausadamente. Su ritmo, se acopla al paisaje. No barre, es como si danzara o como si esa escoba se prolongara en sus manos para acariciar a la madre tierra.
Estaba sentado en la confitería de la terminal. Lo reconocí, aunque no había leído hasta ese momento ninguno de sus libros. Era Peña, el escritor, Héctor Rodolfo “Lobo” Peña. Había escuchado hablar de él, de sus premios y de la Trágica gaviota patagónica, su libro más mentado. Nos saludamos con un ligero movimiento de cabeza y, sin decir nada, seguí con mis cosas. Pasaron más de veinte años de ese momento. Peña ya no está entre nosotros. A mí me quedó la imagen solitaria, como ensimismada, de él, sentado en la confitería; y me quedaron sus libros, los que, a medida que fui leyendo, fueron incrementando mi entusiasmo por su producción literaria. Incursionó en todos los géneros y en todos lo hizo con la misma vocación: la de ser fiel a su estilo. Los pájaros del lago fue el primero que leí. La trama tiene todos los condimentos de thriller. La historia me atrapó desde la primera página. Ambientada en la zona del Lago Argentino, los personajes y los lugares en los que acontecían los he...
Hola Alberto: muy sabias tus palabras, veo que los actos cotidianos te inspiran y eso está muy bien. Conservar una mirada de asombro ante los hechos cotidianos como frente a los paisajes más sublimes ...
ResponderBorrar¡Un abrazo desde las sierras tandilenses!
El suave baile de la Escoba!!! besos y feliz viernes
ResponderBorrarGusPlanet lo ha dicho, los actos cotidianos son maravillosos, besos
ResponderBorrarA veces lo cotidiano de los actos, son lo que precisamente, los hace tan especiales.
ResponderBorrarbesotes!!!
Pura poesía la imagen...
ResponderBorrarUn beso.
Qué lindo. Me gusta cómo sentís tu lugar!
ResponderBorrarExisten mil formas de bailar con la escoba. Yo al frente de la barrendera con mi escoba tocaría la guitarra, aunque por ahí otro con su escoba nos apunte y nos dispare.
ResponderBorrarBonito homenaje
ResponderBorrara la anónima
barrendera.
Besos
La vida no se detiene para todo el mundo en el mismo momento. Genial.
ResponderBorrarBesines