Se respira naturaleza. Camino entre los nogales y me dejo arrullar por el canto de los pájaros. Cada paso que doy me impulsa con una energía que en pocos lugares he percibido. Hacia fondo las sierras de los comechingones se muestran con todo su atractivo. Doy unos pasos más y sin previo aviso estoy en medio de un lugar que me obliga a parar. En mi cabeza dan vuelta imágenes que buscan palabras y siento la necesidad de parar porque siento que esas palabras están a mano en este preciso lugar. Busco entre el follaje un lugar para sentarme y trato de imaginar el momento en el que tantas voluntades sintieron lo mismo que yo y decidieron ponerle nombre a esa extraña costumbre de los hombres de juntar palabras para dibujar sentimientos. La Plaza de los Poetas puedo leer. El paisaje que se observa podría ser una metáfora de cómo –a pesar de la maleza- la escritura sobrevive y crece.
Llegué a la escritura motivado por una búsqueda, en principio inconsciente, que se corporizó en mí cuando empecé a tener noción de lo que representaba el haber nacido en un campamento petrolero. Un lugar que, a la vez, era ningún lugar; un hábitat en el que, el único rasgo permanente, estaba conformado por lo provisorio. De hecho, mi permanencia en Cañadón Seco, duró lo que pudo haber durado la convalecencia posparto de mi madre. La imagino a ella llevándome en brazos, en el transporte de Mottino y Acuña, mezclada entre los obreros que regresaban a Caleta Olivia. Apenas unas horas de vida tenía y ya formaba parte de un colectivo. Un colectivo de obreros, llegados de todos lados buscando el amparo de eso que se erguía como una sigla que, en ese tiempo, todo lo podía: YPF. —Nacido en Cañadón Seco —decía cuando me preguntaban— y criado en Caleta Olivia —agregaba en el intento de transmitir alguna certeza acerca de mi origen. Empecé a pensar en esto cuando me vine a vivir ...
preciosa descripción. estuve ahi con pastito mas cuidado. ahora parece mas "de verdad".
ResponderBorrarque lindo decis!
¡Qué bien se debe de estar sentadito ahí entre el follaje! Besos
ResponderBorrarcomo con las palabras ocurre con las plantas
ResponderBorrarhay personas que tienen buena mano con las plantas, como un don
otras tienen que dedicarle mucho esfuerzo para que crezcan, alimentándolas y alejando las malas hierbas
otras las ignoran
siempre existira la maleza...y plantas que crecerán pese a ella
La escritura siempre perdura, simplemente porque nuestra alma danza al escribir.
ResponderBorrarMe gusta esa plaza, y las palabras que la cobijan.
Un abrazo.
M
Purita vida la que desprende tu entrada. Me encantó. Un abrazo!!
ResponderBorrarhay vida más allá de todo, y de cada puerta...abramos las ventanas!! saltemos, abramos las puertas!!!
ResponderBorrarHermoso. Qué ganas de andar por ahí!
ResponderBorrarQue bonito paisaje para escaparse y disfrutar de la naturaleza.
ResponderBorrarBesos.
quiero escaparme e ese sitio!!!
ResponderBorrarrelaaax!!
muaaa
Qué maravilla, un rincón donde crece la inspiración!!
ResponderBorrarUn besito