Me acostumbré a tomar distancia. No como nos enseñaban en
las escuela cada vez que formábamos fila. No para evadirme de la realidad que
muchas veces me apabulla con mensajes indescifrables. Ni siquiera como un ingenuo
intento de alimentar ese sentimiento ermitaño que me acosa en las mañanas de
invierno. Si, creo, por esa rara necesidad de querer –con mi limitada mirada- abarcarlo
todo.
Llegué a la escritura motivado por una búsqueda, en principio inconsciente, que se corporizó en mí cuando empecé a tener noción de lo que representaba el haber nacido en un campamento petrolero. Un lugar que, a la vez, era ningún lugar; un hábitat en el que, el único rasgo permanente, estaba conformado por lo provisorio. De hecho, mi permanencia en Cañadón Seco, duró lo que pudo haber durado la convalecencia posparto de mi madre. La imagino a ella llevándome en brazos, en el transporte de Mottino y Acuña, mezclada entre los obreros que regresaban a Caleta Olivia. Apenas unas horas de vida tenía y ya formaba parte de un colectivo. Un colectivo de obreros, llegados de todos lados buscando el amparo de eso que se erguía como una sigla que, en ese tiempo, todo lo podía: YPF. —Nacido en Cañadón Seco —decía cuando me preguntaban— y criado en Caleta Olivia —agregaba en el intento de transmitir alguna certeza acerca de mi origen. Empecé a pensar en esto cuando me vine a vivir ...
hace un rato que miro y miro esa imágen, sintiéndome cada vez más ese pájaro.
ResponderBorrar"no para evadirme de la realidad que muchas veces me apabulla con mensajes indescifrables; ni siquiera como un ingenuo intento de alimentar ese sentimiento ermitaño que me acosa en las mañanas de invierno, sino por esa ncesidad de querer abarcarlo todo".
así es como es.
saludos, Alberto!
Lástima que la vista no acompañe cuando tomamos la distancia necesaria para abarcarlo todo. Bella reflexión y buen motivo para tomar distancia.
ResponderBorrarUn abrazo
Me pregunto si esa es una manera de tener poco...he comenzado a dudarlo,creo que es tener diferente!
ResponderBorrarBeso