Me
dice que tengo que ser más desconfiado, que actuando así como lo vengo haciendo
no voy a llegar a ningún lado, que no es que los tiempos hayan cambiado, no,
que tal vez hoy la utilería y los escenarios sean diferentes pero que los roles
y las conductas que estos representan siguen siendo igual de siniestras que en
el pasado. La miro y hago como si la estuviera escuchando, como -incluso- si
asintiera o acordara con todo lo que me acaba de decir y le invito un mate, un
poco lavado, que ella toma como si estuviera bueno.
Las infaltables gaviotas alborotaban el cielo plomizo sobre un montículo de basura recién depositada por un camión volcador amarillo. Allí, naturalmente, merodeaba el suizo. Y le gustaba robar; pero sus “colegas” del basural no soportaban, aunque al final debían hacerlo, esa costumbre. La ley no escrita era compartir la basura, compartir los espacios. Pero no robarse entre ellos. – El basural del frío Héctor Rodolfo Peña
lunes, agosto 05, 2013
jueves, agosto 01, 2013
A veces pierdo
Vivo lidiando contra ese deseo de hacer de mis días una
rutina, como si ello fuera a tranquilizar a los fantasmas que me rondan, como si
el volverme repetitivo fuera a calmar los tormentosos sueños que me esperan al
dormir. Por suerte, pierdo la batalla.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Zafar
-Cuántas veces te lo tengo que decir, -dijo zamarreándolo de la remera- no quiero verte más en esa esquina jugando con esos atorrantes, que ...
-
Es difícil imaginar como se lee desde el lugar del gobernante una derrota. Pero voy a arriesgar un escenario posible: imagino al Gobernador ...
-
Una puñalada, dos puñaladas, tres puñaladas, cuatro puñaladas, cinco puñaladas; el forense hizo una pausa, levantó la mirada como buscando...
-
Una pareja pasa por la costanera. Van abrazados, como si sintieran frío. Es raro, en estos tiempos, ver parejas que caminen abrazadas. Ella...