La vi venir. Tenía un andar acurrucado como si no quisiera ser
vista. Pensé en cruzarme de vereda para no toparla pero no lo hice. Seguro que
ella también me vio venir, a pesar de mi andar despreocupado. Aunque intenté
esquivarla no pude evitar encontrarme con esa mirada apagada y ese rostro oscuro.
Hice un gesto como para saludarla y me encontré con nada. Solo una sonrisa
triste, como si arrastrara por siglos una nostalgia maltratada.
Las infaltables gaviotas alborotaban el cielo plomizo sobre un montículo de basura recién depositada por un camión volcador amarillo. Allí, naturalmente, merodeaba el suizo. Y le gustaba robar; pero sus “colegas” del basural no soportaban, aunque al final debían hacerlo, esa costumbre. La ley no escrita era compartir la basura, compartir los espacios. Pero no robarse entre ellos. – El basural del frío Héctor Rodolfo Peña
lunes, julio 14, 2014
sábado, julio 12, 2014
Fracasas cuando eliges no volver a empezar.
Buen 2009 para todos...
(Encontré este post guardado como borrador. No sé que pasará si decido hacer click en Publicar, pero voy a probar. Pasaron cinco años de años, veamos que pasa. Por cualquier cosas, hoy es 12 de julio de 2014)
(Encontré este post guardado como borrador. No sé que pasará si decido hacer click en Publicar, pero voy a probar. Pasaron cinco años de años, veamos que pasa. Por cualquier cosas, hoy es 12 de julio de 2014)
lunes, julio 07, 2014
Guiño
Tenía los pies cansados y una voluntad que parecía evaporarse en cada paso que daba. Convencido que no había mapa, ni guía, ni seña que le diera sentido a ese andar tartamudo en el que me había embarcado, me dejé ir, aliviado por una brisa tenue que –como avergonzada de mi presencia- acompañaba, distante, mi caminar, como quien se abraza una ilusión pasajera.
sábado, julio 05, 2014
Ganar
Cuando el día empieza a rodar y la realidad se vuelve tres palos, los sueños y las ilusiones parecen un arco imposible de atravesar y el mundo se arruga como una barrera que no te deja ver la realidad; y es entonces que la vida, pide, en un acto de locura colectiva más: un minuto de descuento; como si el tiempo fuera -por sí mismo- a fabricar ese milagro, ese deseo, o ese pasaje a la felicidad efímera que representa el ganar.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Zafar
-Cuántas veces te lo tengo que decir, -dijo zamarreándolo de la remera- no quiero verte más en esa esquina jugando con esos atorrantes, que ...
-
Es difícil imaginar como se lee desde el lugar del gobernante una derrota. Pero voy a arriesgar un escenario posible: imagino al Gobernador ...
-
Una puñalada, dos puñaladas, tres puñaladas, cuatro puñaladas, cinco puñaladas; el forense hizo una pausa, levantó la mirada como buscando...
-
Una pareja pasa por la costanera. Van abrazados, como si sintieran frío. Es raro, en estos tiempos, ver parejas que caminen abrazadas. Ella...