Hoy no paró ningún colectivo. No bajo ningún contingente de atolondrados fotógrafos buscando llevarse, en los pocos segundos que les dura la parada, un registro de este paisaje. Hoy, pude volver a escuchar el murmullo de la bahía. Un murmullo de vida y de alegría que llega hasta la costa como un susurro. Hoy disfruté del egoísmo de sentirme lugareño en este lugar.
Las infaltables gaviotas alborotaban el cielo plomizo sobre un montículo de basura recién depositada por un camión volcador amarillo. Allí, naturalmente, merodeaba el suizo. Y le gustaba robar; pero sus “colegas” del basural no soportaban, aunque al final debían hacerlo, esa costumbre. La ley no escrita era compartir la basura, compartir los espacios. Pero no robarse entre ellos. – El basural del frío Héctor Rodolfo Peña
viernes, febrero 27, 2015
martes, febrero 10, 2015
Viento
El viento, a esta hora de la tarde, amaina un poco. Estuvo
soplando gran parte del día, a veces furioso, otras no tanto, pero siempre
presente. Los ruegos de mucha gente para que pare parecen insuficientes. No hay
Patagonia sin viento, pienso y bajo hacia la bahía, encuentro un refugio y me quedo,
mirando el paisaje.
domingo, febrero 08, 2015
Quietud
No sabía qué hacer. Sí seguir así, indiferente, dejando
pasar el tiempo -como si alguna vez hubiera creído en eso que su abuela repetía,
cada vez que se peleaba con un pariente, de que el tiempo lo curaba todo- o
levantar vuelo. La abuela también creía que la quietud te aproximaba a la muerte, pensó y
movió un poco sus alas. Pero no estaba acostumbrada a volar sola. Necesitaba
del aleteo del otro para impulsarse.
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