Está cambiando el aire. Lo hace con fuerza. Como si ya no soportara más
permanecer así. El aire que respiramos por varios días viaja a unos cien kilómetros
por hora rumbo al Atlántico. Se lleva nuestros suspiros, nuestros enojos y todo
aquello con lo que lo cargamos mientras circula por nuestro organismo. El aire
que llega viene desde el Pacifico. Atravesó la cordillera y aunque su permanencia
entre nosotros es casi efímera, se respira bien, limpio, como aire nuevo.
Las infaltables gaviotas alborotaban el cielo plomizo sobre un montículo de basura recién depositada por un camión volcador amarillo. Allí, naturalmente, merodeaba el suizo. Y le gustaba robar; pero sus “colegas” del basural no soportaban, aunque al final debían hacerlo, esa costumbre. La ley no escrita era compartir la basura, compartir los espacios. Pero no robarse entre ellos. – El basural del frío Héctor Rodolfo Peña
jueves, enero 31, 2013
Ver que pasa
Parece simple. Sentarse –aunque sea una vez al día- y empezar a escribir,
a tratar de plasmar una idea, un pensamiento o lo que surja. Escribir, de eso
se trata. Sin que nadie te obligue a hacerlo. Pasan los días y de golpe te das
cuenta que ya ni siquiera lo intentas. Y cuando quieres retomar, te cuesta. Como
si tus dedos no pudieran teclear o estuvieran desacostumbrados. Voy a probar
empezar de nuevo, solo para ver que pasa.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Zafar
-Cuántas veces te lo tengo que decir, -dijo zamarreándolo de la remera- no quiero verte más en esa esquina jugando con esos atorrantes, que ...
-
Es difícil imaginar como se lee desde el lugar del gobernante una derrota. Pero voy a arriesgar un escenario posible: imagino al Gobernador ...
-
Una puñalada, dos puñaladas, tres puñaladas, cuatro puñaladas, cinco puñaladas; el forense hizo una pausa, levantó la mirada como buscando...
-
Una pareja pasa por la costanera. Van abrazados, como si sintieran frío. Es raro, en estos tiempos, ver parejas que caminen abrazadas. Ella...