Había pasado más de un año desde que se recibió de licenciada en turismo, mucho esfuerzo personal, mucho aguante familiar y un poco de suerte le había permitido obtener ese certificado que siempre imaginó como un voucher para viajar por el mundo recorriendo los lugares más exóticos. Era joven y “tenia todo por delante” como decía su madre, claro que necesitaba dar un paso más y eso no iba a resultar tan fácil, conseguir trabajo en una agencia o en algún operador turístico importante era su meta y para ello preparó su currículo y lo fue dejando día a día en las distintas empresas, enviándolo por mail o entregándolo a algún conocido para que la recomendara. Y los días pasaban y si bien los giros para el alquiler y la comida seguían llegando puntualmente, las preguntas de su madre en el teléfono sobre si había conseguido trabajo, cada vez sonaban más desesperadas.
Estaba sentado en la confitería de la terminal. Lo reconocí, aunque no había leído hasta ese momento ninguno de sus libros. Era Peña, el escritor, Héctor Rodolfo “Lobo” Peña. Había escuchado hablar de él, de sus premios y de la Trágica gaviota patagónica, su libro más mentado. Nos saludamos con un ligero movimiento de cabeza y, sin decir nada, seguí con mis cosas. Pasaron más de veinte años de ese momento. Peña ya no está entre nosotros. A mí me quedó la imagen solitaria, como ensimismada, de él, sentado en la confitería; y me quedaron sus libros, los que, a medida que fui leyendo, fueron incrementando mi entusiasmo por su producción literaria. Incursionó en todos los géneros y en todos lo hizo con la misma vocación: la de ser fiel a su estilo. Los pájaros del lago fue el primero que leí. La trama tiene todos los condimentos de thriller. La historia me atrapó desde la primera página. Ambientada en la zona del Lago Argentino, los personajes y los lugares en los que acontecían los he...
... esta sensación de agustia alguna vez la hemos sentido todos... Al final SIEMPRE llegua la recompensa, lo importante es perseberar...
ResponderBorrarPara evitar esas malas sensaciones de los comienzos laborales, lo mejor es disfrutar de esas bellas vistas que nos muestras...
Abrazos.
Que belleza de fotografias muestras...tienes una capacidad de comunicación maravillosa.
ResponderBorrarTus escritos, están llenos de la poesia, que anída en tu interior.
El arte es una pasión en tí.
Gracias por compartirlo.
Cariños
era joven hace un año y sigue siéndolo un año más tarde aunque el horizonte se empeñezca por momentos
ResponderBorrarla fotografía es preciosa
En el post anteriot me causó risa que alguien pidiera ver pingüinos en la cordillera. Bueno, por otra parte, la empresa de buscar trabajo es tan agotadora y hay tanta competencia. Pero su personaje lo logró. Tiene empuje.
ResponderBorrarla entiendo mas que nunca. todo es un engorroso y desalentador trabajo. q persista, q se lo imagine con todas sus fuerzas... fuerte fuerte...
ResponderBorrarsiempre sale el sol, y esas imagenes son maravillosas
ResponderBorrarMal momento para encontrar trabajo. La situación es para desesperarse.
ResponderBorrarUn besazo
La búsqueda de trabajo es una de las peores torturas a las que todos fuimos sometidos alguna vez
ResponderBorrarPero cuando uno no encuentra su lugar, cuando no empieza a construir su futuro, lo que si comienza es la desesperación
Cuántos viven en
ResponderBorraresa angustia.
Algún día llegará,
no hay que desesperar.
Besos