No sabía bien porqué, pero en su almanaque, en el que marcaba los días trabajados, en algún momento cambió su forma de contar y en vez de sumar los días, comenzó a restar: Un día menos en este lugar. Un día menos atrapada ocho horas en ese conglomerado humano de personas llamadas turistas que nunca se conforman con nada. Un día menos de soledad. De pasarla encerrada en la cabaña, a pesar de las invitaciones de sus compañeras para salir a divertirse un poco o de algún turista que ofrecía pagarle extra para que la guiada siguiera hasta mas tarde. Estoy bien ma, el lugar es hermoso, en la empresa me tratan muy bien, ya queda menos, cuando termine vuelvo a casa y me paso unos días con vos. Esto me sirve para mi currículo. Todos los días trataba de enviar una respuesta positiva, a la insistente pregunta de su madre de cómo estaba. Todos los días llegaba a la cabaña, se duchaba, se tiraba en la cama con el celular y le hablaba a su madre, que era también una forma de hablarse a si misma.
Estaba sentado en la confitería de la terminal. Lo reconocí, aunque no había leído hasta ese momento ninguno de sus libros. Era Peña, el escritor, Héctor Rodolfo “Lobo” Peña. Había escuchado hablar de él, de sus premios y de la Trágica gaviota patagónica, su libro más mentado. Nos saludamos con un ligero movimiento de cabeza y, sin decir nada, seguí con mis cosas. Pasaron más de veinte años de ese momento. Peña ya no está entre nosotros. A mí me quedó la imagen solitaria, como ensimismada, de él, sentado en la confitería; y me quedaron sus libros, los que, a medida que fui leyendo, fueron incrementando mi entusiasmo por su producción literaria. Incursionó en todos los géneros y en todos lo hizo con la misma vocación: la de ser fiel a su estilo. Los pájaros del lago fue el primero que leí. La trama tiene todos los condimentos de thriller. La historia me atrapó desde la primera página. Ambientada en la zona del Lago Argentino, los personajes y los lugares en los que acontecían los he...
soledad en la multitud... cuántas veces me pasó.
ResponderBorrarsaludos! muy lindos relatos
eso de restar los días suena a cumplir condena...
ResponderBorrarSí, iba a decir lo mismo que Cordelia, que me vino la imagen de alguien que está cumpliendo una condena, aunque imagino que la chica de tu relato debe sentirlo de ese modo.
ResponderBorrarGracias por pasarte!!!
A solidão no meio da multidão, a solidão que mais pesa à alma.
ResponderBorrarMe gusta siempre ler lo que escrebes.
Saludo-te de Portugal i grácias por tu besita a mi blog.
Estoi intentando escrebir espanhol.
Me encanta l que bosotros hablan, mucho más que como l hácen en España.
Adelaide
¿Por que está tan triste?
ResponderBorrar"La soledad no es vacío, sino el lleno de uno mismo".
ResponderBorrarBesos!!!
cuantas veces vivimos el dia a dia inmersos en la soledad y ni siquiera nos damos cuenta, lindo escrito, y muy cierto
ResponderBorrarHace mil que no pasaba por aca. Excelente los posts de "presente" son excelentes esas fotorgrafias por sobretodo.
ResponderBorrarTuristas, odialos u amalos XD.
Que paisajes!!!
ResponderBorrarMaravillosos.
Saludos.
Atados a un calendario, a veces la vida es así, somos presas del tiempo, y a la vez nos encontramos solos...
ResponderBorrarUn abrazo
Creo que viendo
ResponderBorrarel lado positivo,
no lo pasaría tan mal,
un trabajo al aire libre con unas vistas espectaculares,
y alguna cosa más habrá
que merezca la pena.
Besos
A veces uno necesita hablarse a sí misma a través de conversaciones con los demás porque no nos atrevemos a oir nuestra conciencia.
ResponderBorrarBonita imagen. Un abrazo
Atrapada en unas circunstancias momentáneas, que no parcen ser de su agrado. Solo la voz de su madre, parece atraparle, en su soledad.
ResponderBorrarCariños
me ha llegado mucho esto sera por mi situacion,beso
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