No recordaba cuantas carpetas había entregado, ni cuantos mail había mandado, ni cuando había abandonado la idea de incorporarse a una empresa importante, para aceptar cualquier cosa, mientras tuviera que ver con lo que había estudiado, estaba dispuesta a realizar el esfuerzo que fuera necesario. Revisaba su correo a la mañana antes de salir y a la noche al regresar, mensajes de sus amigas, mucho spam, le iban minando su animo y el temor a tener un bajón, la acosaba cada vez que apagaba la computadora y enfilaba para su cama.
Estaba sentado en la confitería de la terminal. Lo reconocí, aunque no había leído hasta ese momento ninguno de sus libros. Era Peña, el escritor, Héctor Rodolfo “Lobo” Peña. Había escuchado hablar de él, de sus premios y de la Trágica gaviota patagónica, su libro más mentado. Nos saludamos con un ligero movimiento de cabeza y, sin decir nada, seguí con mis cosas. Pasaron más de veinte años de ese momento. Peña ya no está entre nosotros. A mí me quedó la imagen solitaria, como ensimismada, de él, sentado en la confitería; y me quedaron sus libros, los que, a medida que fui leyendo, fueron incrementando mi entusiasmo por su producción literaria. Incursionó en todos los géneros y en todos lo hizo con la misma vocación: la de ser fiel a su estilo. Los pájaros del lago fue el primero que leí. La trama tiene todos los condimentos de thriller. La historia me atrapó desde la primera página. Ambientada en la zona del Lago Argentino, los personajes y los lugares en los que acontecían los he...
Tuve épocas de bajones...ahora afortunadamente no...Besos
ResponderBorrarY algunos a veces se convencen
ResponderBorrarque si no hay trabajo en lo que
le gustaría tendrán que empezar
a lo que mejor se adapten.
Es la triste realidad pero es lo
que está ocurriendo. El que trabaje para lo que estudió tiene
verdadera suerte.Ella puede
ser una de las afortunadas.
Besos.
Mucho spam... demasiado spam...
ResponderBorrarlo mejor de los bajones, es la remontada.
besazos!!!!
Esta historia va a terminar bien!
ResponderBorrarpero cuando nos enfilamos al a cama nos esperan los sueños reales. a veces no los recuerdo, pero sé q están aquí y estarán en un rato más q vaya a dormir.
ResponderBorrarsaludos!