No recordaba cuantas carpetas había entregado, ni cuantos mail había mandado, ni cuando había abandonado la idea de incorporarse a una empresa importante, para aceptar cualquier cosa, mientras tuviera que ver con lo que había estudiado, estaba dispuesta a realizar el esfuerzo que fuera necesario. Revisaba su correo a la mañana antes de salir y a la noche al regresar, mensajes de sus amigas, mucho spam, le iban minando su animo y el temor a tener un bajón, la acosaba cada vez que apagaba la computadora y enfilaba para su cama.
Las infaltables gaviotas alborotaban el cielo plomizo sobre un montículo de basura recién depositada por un camión volcador amarillo. Allí, naturalmente, merodeaba el suizo. Y le gustaba robar; pero sus “colegas” del basural no soportaban, aunque al final debían hacerlo, esa costumbre. La ley no escrita era compartir la basura, compartir los espacios. Pero no robarse entre ellos. – El basural del frío Héctor Rodolfo Peña
Tuve épocas de bajones...ahora afortunadamente no...Besos
ResponderBorrarY algunos a veces se convencen
ResponderBorrarque si no hay trabajo en lo que
le gustaría tendrán que empezar
a lo que mejor se adapten.
Es la triste realidad pero es lo
que está ocurriendo. El que trabaje para lo que estudió tiene
verdadera suerte.Ella puede
ser una de las afortunadas.
Besos.
Mucho spam... demasiado spam...
ResponderBorrarlo mejor de los bajones, es la remontada.
besazos!!!!
Esta historia va a terminar bien!
ResponderBorrarpero cuando nos enfilamos al a cama nos esperan los sueños reales. a veces no los recuerdo, pero sé q están aquí y estarán en un rato más q vaya a dormir.
ResponderBorrarsaludos!