No sabemos qué fue lo que
pensaron los habitantes originarios de nuestro territorio cuando vieron
aproximarse a la costa del actual Puerto San Julián a las naves comandadas por
Magallanes. Todo hace pensar que desconocían por completo ese tipo de
embarcaciones. Que nunca antes habían visto algo parecido. Es –imagino- como si
hoy viéramos descender una nave desde el cielo con una forma extraña a nuestro
conocimiento ¿Sentiríamos temor, desconfianza, curiosidad? ¿Nos dejaríamos encantar
por su presencia a punto de no ofrecer resistencia? No existe registro alguno
que dé cuenta de cómo se sintieron los primeros habitantes de este suelo frente
a esos hombres barbudos que viajaban en esas naves flotantes. Si sabemos que a
ellos los vieron grandes e ingenuos. Tal vez haya sido es la razón por lo que
ya no quedan casi huellas de esa raza.
Las infaltables gaviotas alborotaban el cielo plomizo sobre un montículo de basura recién depositada por un camión volcador amarillo. Allí, naturalmente, merodeaba el suizo. Y le gustaba robar; pero sus “colegas” del basural no soportaban, aunque al final debían hacerlo, esa costumbre. La ley no escrita era compartir la basura, compartir los espacios. Pero no robarse entre ellos. – El basural del frío Héctor Rodolfo Peña
sábado, octubre 24, 2015
miércoles, septiembre 30, 2015
Insulsa
Ya limpié mi invernáculo. Desmalecé lo que había quedado de
la temporada anterior. Ordené un poco mi patio quitando las hojas muertas. Ya
empecé a tirar algunas semillas de flores con la esperanza de sumar en el
verano alguna especie más a las que ya tengo aclimatadas. Me queda empezar a
preparar los almácigos. Pero no he tenido tiempo para ello. En eso estoy
atrasado. Todos los años digo lo mismo: apenas termine el invierno, apenas ese
manto blanco que cubre de frío mi patio desaparezca y el sol me entregue una
par de horas de luz en el día, voy a sembrar. Pero siempre pasa algo y pierdo
estos días. O mejor dicho ocupo estos días en otras cosas que surgen inesperadas.
A veces pienso que, si no fuera por lo inesperado, qué insulsa sería ésta vida.
lunes, septiembre 28, 2015
Las huellas del frio
Se nos fue otro invierno. Por momentos parecía esos caminos
interminables en los que uno se cree perdido. Pero no, por suerte el mundo
sigue girando, y la primavera ya comienza de a poco a sentirse.
Aunque debo reconocer que cada vez se me
hace más duro transitar los sombríos días de agosto esperando a que las jornadas de sol se
alarguen, a que las temperaturas bajo cero dejen de escarchar nuestro estado de ánimo.
Me salvan las lecturas.
Y el sentarme a
escribir.
Y el pensar que, en medio de tanta penumbra, tal vez se esté
engendrando un nuevo libro.
miércoles, septiembre 09, 2015
Sólo lo sentí
Hoy volví a presentir la guerra muy cerca de mí.
El vuelo rasante de un ave de guerra pasó por mi cielo. Sentí el estruendo, seco y explosivo.
Mi
nieto, sentado en la mesa tomando su sopa de letras, levantó la vista.
Hoy
sentí la muerte muy cerca de mí.
La imagen del chico sirio que dio vuelta al
mundo volvió a mi cabeza.
Hoy sentí el miedo muy cerca de mí. Era mediodía y no
lo esperaba. Tampoco las aves que anidan en la bahía sabían de él.
El recuerdo de
Malvinas me nubló la vista: los chicos muriendo de frio en las islas.
La
estúpida guerra sobrevoló de nuevo por mi techo.
No fue un simulacro, el Mirage de la Fuerza Aérea vino a despedirse. No traía
consigo la amenaza cierta de descargar su furia. Vino a despedirse, a decir que se iba., y a recordarnos que por estos lados, muy cerca de aquí, hubo una guerra.
Trajo a mi memoria un sueño muy loco en el que mi nieto, con su
uniforme verde, golpeaba mi puerta y decía contento: volví abuelo, volví.
Hoy
sentí de nuevo un poco de angustia.
El vuelo rasante duró unos segundos y no
alcancé a verlo, sólo lo sentí.
Transcurrir
Afuera cae nieve arrastrada por el viento. El día es soleado
y aun así, está nevando. Hace frío pero no alcanza para que se forme la
alfombra blanca que nos recuerde que todavía es invierno. Mis álamos supuran
brotes ocres que nada dicen de ese follaje verde que pronto llegará. Como nada
dice este opaco día que la primavera está por ahí nomás.
viernes, julio 31, 2015
Derrotada
-Terminé derrotada -dice y deja caer su humanidad en el diván
que, por la manera en que amortigua su llegada, parece que supiera que es el
depositario de eso, que no es un despojo, pero tampoco hace pensar en algo íntegro.
-No puede ser tan mentirosa -agrega mientras termina de acomodarse con
las manos sosteniéndole la nuca- no soporto más esa manera de engañosa de
mostrar ese fraude que es su persona. A esta altura ya debería darse cuenta de
que nadie compra ese personaje de mosquita muerta que fabrica cada vez que
aparece. Ni siquiera como astucia de supervivencia se la podemos dejar pasar.
No se merece la indulgencia de los débiles. No soporto tener que lidiar todo el
tiempo con sus desvaríos.
Dice todo esto y se queda pensando en silencio.
Él no
sabe qué hacer. Sí decirle que cambie de peluquería o dejar que todo siga así.
miércoles, julio 15, 2015
Libre
Dice que en el establecimiento hay que respetar el uniforme.
Que, si no lo hace, no se le va a permitir el ingreso. Que no está dispuesto a
tolerar este tipo de situaciones que promueven el desorden y que fomentan la
desobediencia entre el alumnado. Lo dice y no lo mira a la cara. Mira el
escritorio en el que tiene desplegado un sinnúmero de carpetas. El alumno si lo
mira. Lo hace de manera desinteresada. Lo mira y piensa en cómo será verse
uniforme. En dejar que su singularidad se diluya y se vuelva uno más en eso que
asemeja a una tropa. El rector sigue con su perorata. Dice que si no cumple con
las normas puede quedar libre. El alumno, mientras tanto, sigue pensando. Está
en otro lado pero vuelve. Le gustó esa opción que le ofrece el sistema. O trae
uniforme o queda libre. No duda. Agradece haber nacido en un país en el que se
puede optar, entre ser uniforme, o quedar libre.
domingo, julio 12, 2015
Solito
No pienso decir lo que pienso. Elijo el silencio. No creo que sea el momento. Y, si existiera un momento, no quiero
encontrarlo. Me muerdo los labios y aguanto. Elijo esperar. Darle al decir, de
tantas cosas sin sentido, un descanso. Hacerlo voluntariamente sin necesidad de
que nadie me tape la boca. No sé bien porqué lo hago. Cuando lo pienso un poco,
una duda revolotea por mi cabeza, tentadora y deseosa de quebrar mi voluntad.
Pero no lo hace, me deja así. Se cansa y se va a sembrar la duda a otro lado.
Yo la dejo ir. Ya volverá, me digo y me quedo, solito, pensando.
miércoles, julio 08, 2015
En blanco
La mente en blanco. Nada de nada.
Como si me hubieran hecho un lavado de cerebro con lavandina. Y la hoja en el
pupitre, como una virgen desahuciada, también en blanco. No deben faltar más de
diez minutos y no logro empezar una frase. Aunque sea para que no vayan a pensar
que, al dejarla así, estoy expresando cierto desprecio por la materia. Mi
compañero de banco escribe. Titubeante, pero escribe. Seguro que puro verso,
pero escribe. Está acostumbrado al chamuyo. Cuando pasa a dar oral siempre zafa.
Empieza a gesticular mientras dice cualquier cosa y todos compran. Pero este es
un examen escrito. Los gestos no sirven de nada. Acá, lo que hay que poner, son
palabras. Y se te equivocas en una, por más linda que haya quedado la frase,
todo lo que quisiste decir puede ser leído de otra manera. Y ahí viene el
bochazo. En cualquier momento suena el timbre. El profesor no se movió de su escritorio en toda
la hora. Aprovecha el tiempo y corrige exámenes de los otros
cursos. No sé cuántas horas trabaja pero se me hace que vive en la escuela. Si
me hubiera tocado la bolilla uno, hubiera sido otra cosa. Pero me tocó la dos. Hay
días en la que la suerte no está con vos. No queda más que esperar que suene el
timbre. El silencio en el aula es absoluto. Tan absoluto como el vacío en mi cabeza.
No suele pasarme. Debe ser por eso que, aun sabiendo que no tengo nada para
escribir, sostengo la birome en mi mano como si no estuviera derrotado, como si,
finalmente, antes de que suene la campana, fuera a derramar, sobre esa hoja en
blanco, aunque sea una idea que justifique mi paso por esta aula.
sábado, junio 27, 2015
Un viaje interminable
Afuera llueve. Por momentos de manera torrencial. Esto no es
ninguna novedad. Estamos en pleno invierno y en invierno es cuando más llueve.
Y tampoco es novedad que esté haciendo mucho frio. Lo extraño sería lo
contrario. Dicen que hay lugares en donde no existen las estaciones climáticas.
Que da lo mismo el otoño que la primavera, o el verano que el invierno. Me
cuesta imaginar un lugar así. No sé si lo soportaría. Debe ser como viajar en
un tren que no para en ninguna estación. Un viaje interminable hacía ningún lugar.
lunes, mayo 04, 2015
Cazando amaneceres
Ayer amaneció así. Y, por un instante, sentí deseos de volver atrás. A ese ayer en el que soñaba con andar cazando amaneceres, en la extensa geografía de la que me siento parte, esquivando coirones, libre como el viento.
sábado, mayo 02, 2015
Pausa
Nostálgico. Extraña el viento. Teme que la quietud sea sólo un síntoma de congelamiento de esa realidad que lo aplasta. Medio desesperado, revisa en los bolsillos, y no encuentra nada que lo saque de esa pausa. Se siente como si estuviera metido en una película que otro decidió no seguir viendo. -No se da cuenta, pero lo que en realidad le pasa es que no encuentra el control remoto.
sábado, abril 25, 2015
Salida
Permanece con los dientes apretados, necesita
hablar con alguien. Los muertos también traicionan, piensa y hace una arcada,
como si fuera a convulsionar.
El enfermero ni lo mira. Tiene toda su
preocupación puesta en completar una planilla antes de entregar el turno.
Es de madrugada y él sabe que esa es la hora
predilecta de los traidores. Esperan el sueño profundo de sus víctimas para
delatarlos. Y los sueños más profundos son al amanecer.
Debo mantenerme despierto, dice medio
balbuceante. La mujer que viene a hacerse cargo de la guardia no parece
enfermera. Recibe la planilla y hace un paneo con la mirada de la sala fría en
donde puede ver a los tres pacientes que entraron esa noche. Detiene su mirada
en él, O por lo menos eso parece desde donde él la mira.
La sala tiene una sola salida, piensa y se queda
dormido.miércoles, abril 22, 2015
Un lugar
El frío parecía arraigado en la habitación en la que lo habían
internado y a la que concurrí a visitarlo apenas me enteré de su estado.
-No todos saben darse un lugar en este mundo, -dijo y se refregó el mentón pensativo- y yo, no
sólo no sé sino que nunca me propuse hacerme un lugar -agregó en un tono, pausado y reflexivo, que no acostumbraba a usar.
Después hizo un largo silencio
que yo acompañé indulgente. Pensé en decirle que no había razón para se propusiera
terminar así con su existencia, pero no lo hice. Me quedé callado. Cuando se durmió, me paré y me fui, pensando en cuál será mi lugar en este mundo.
sábado, abril 11, 2015
Garza bruja
Cuando me cruzo con la garza bruja, no puedo evitar preguntarme, cuánto tendrá de garza y cuánto de bruja. Cuando está quieta, camuflada entre los arbusto que crecen en la costa de la bahía y me mira, desafiante e inmutable, veo en ella la bruja, que me vuelve vulnerable y que puede sortear cualquier defensa que haya construido, incluso, atravesar mis sueños más inquietantes. Cuando levanta vuelo, veo más a la garza. Y creo ver también como el hechizo de sus alas se despliega inocente. No sé cuál de ellas, si la garza o la bruja, hace que imagine cosas que no son para contar en este momento.
lunes, abril 06, 2015
Repetirse
Repetir era la única manera de
aprender que nos ofrecía la escuela. Estudiar de memoria y repetir era, y tal
vez lo siga siendo, la forma de avanzar en el sistema educativo con la
esperanza de algún día ser alguien en la vida. No fui un buen alumno en ese ni
en otros sentidos que no viene ahora al caso recordar. Es más, en la secundaria,
me pasé de rosca y repetí un par de años en los que me negué a presentarme a
los exámenes que el sistema de ofrecía para –en caso de aprobarlos- pasar de
año. No me acostumbré nunca a repetir. Y no sé bien porqué últimamente el tema
me empezó a dar vueltas. Sueño que me repito incansablemente en uno de los
tantos roles que he desempeñado en esta vida y que –no sin esfuerzos- he ido
abandonando sistemáticamente. Repetirse es morirse, leí alguna vez. Pero no es
la muerte lo que me preocupa.
viernes, marzo 27, 2015
Mundo
Cómo hacer para no sentir que el
mundo se está yendo al carajo. Siempre pienso en los dinosaurios, en su tamaño
y en cómo, para el imaginario de muchos, eran animales muy fuertes y muy
peligrosos. Y pienso en cómo desaparecieron del planeta sin pena ni gloria. Si
no será fatalmente ese también nuestro destino como especie. Con tanto
tiranosaurio haciéndole daño al planeta no es arriesgado sentir que muchas de
las cosas que nos pasan son sólo un anticipo de un nuevo ciclo en el que planeta
reciclará a la especie que más daño le hace para empezar de nuevo.
martes, marzo 24, 2015
Huella
Hay que andar, dijo en tono de quien
no se propone convencer a nadie pero que tiene la convicción de que lo que dice
vale pena expresarlo. Sí, andar y no pensar tanto en lo que queda, agregó con
la vista puesta en el horizonte. Las huellas de tu pasar pueden durar, más o
menos, antes que el tiempo arrase con ellas, concluyó o por lo menos eso creí. Tal
vez sólo estaba haciendo una de sus acostumbradas pausas para que su decir no
se impusiera como una sentencia. Levanté la vista en un intento por abarcar
algo de lo que sus ojos miraban .Y sí sólo fuéramos una huella de otro pasar,
se me ocurrió pensar.
domingo, marzo 08, 2015
Una imagen obsesiva
La piedra era grande como una
casa. Se despeñaba (así se dice, ¿no?) y rodaba sin control haciendo retumbar
la tierra. La veíamos venir y no podíamos hacer nada. No sé cuántos metros
recorría, sólo recuerdo que, en el sueño, pensaba en cómo protegernos. Lo
pensaba mirando la piedra que yacía a unos pocos metros, como haciendo una
pausa. Podía sentir la angustia que me provocaba el pensar que, si no se
hubiera detenido, nos hubiera aplastado. Ahora, ya despierto, cuando pienso el
sueño, imagino que tal vez tenga ver con el hecho de que estuve manejando en la
ruta. Corría mucho viento. Ello, por sí sólo, ya representa una exigencia extra
para el conductor. Pero lo que más me
inquieta es otra cosa. Suelo, en estas circunstancias, prestarle mucha atención
a los camiones de carga. Pareciera que a sus cajas las hacen cada vez más
grandes. El viento sopla tan fuerte que termina dándole una ligera inclinación y
ha pasado en más de una oportunidad, que es tanta la presión, que los ha
volcado. Por suerte nunca me pasó nada. Afuera, el viento, sigue soplando. Hoy
no pienso manejar.
viernes, febrero 27, 2015
Egoismo
Hoy no paró ningún colectivo. No bajo ningún contingente de atolondrados fotógrafos buscando llevarse, en los pocos segundos que les dura la parada, un registro de este paisaje. Hoy, pude volver a escuchar el murmullo de la bahía. Un murmullo de vida y de alegría que llega hasta la costa como un susurro. Hoy disfruté del egoísmo de sentirme lugareño en este lugar.
martes, febrero 10, 2015
Viento
El viento, a esta hora de la tarde, amaina un poco. Estuvo
soplando gran parte del día, a veces furioso, otras no tanto, pero siempre
presente. Los ruegos de mucha gente para que pare parecen insuficientes. No hay
Patagonia sin viento, pienso y bajo hacia la bahía, encuentro un refugio y me quedo,
mirando el paisaje.
domingo, febrero 08, 2015
Quietud
No sabía qué hacer. Sí seguir así, indiferente, dejando
pasar el tiempo -como si alguna vez hubiera creído en eso que su abuela repetía,
cada vez que se peleaba con un pariente, de que el tiempo lo curaba todo- o
levantar vuelo. La abuela también creía que la quietud te aproximaba a la muerte, pensó y
movió un poco sus alas. Pero no estaba acostumbrada a volar sola. Necesitaba
del aleteo del otro para impulsarse.
domingo, enero 18, 2015
Mandamientos
Caminar despacio, dejando en cada paso un instante de esa
eternidad que nos prometieron y que hoy presentimos falsa. Olvidarse del paraíso
como premio que le llega al que no se aparta de los milenarios mandamientos.
Sentir el temor, no tanto al perder la senda del buen camino sino a ese rezago
de culpa que anida en algún lugar de tu conciencia o de tu inconsciencia.
Avanzar, aun cuando todos a tu alrededor imaginan que retrocedes. Trastabillar.
Caer. Levantarse. Renguear. Volver a caminar. Parece ser que de eso se trata
esto.
miércoles, enero 14, 2015
Hurgando
Que se sentía como extranjera en
su alma, dijo. Despojada de toda fe y de todo sentido de trascendencia. Que,
por otro lado, no esperar milagros la tenía más tranquila y aliviada. Dijo eso
y se quedó mirándome fijo, como hurgando en mi interior para encontrar algo de
eso que parecía haber perdido. Yo no atiné a decir nada. Sólo tragué saliva al
darme cuenta de que también estaba vacío, que por más que revolviera en mis entrañas, no encontraría
nada. Y nos quedamos así…
viernes, enero 09, 2015
"Las fosas ya están cavadas" de Alberto Chaile
No debe existir soledad
más profunda que la que uno siente estando en el medio del socavón; y más aún,
si este socavón, por alguna trágica circunstancia, no tiene salida. Sentir y —me
animo a decir— presentir que, tal vez, sin darse cuenta, uno se ha estado cavando
su propia fosa para quedar ingenuamente atrapado en ella...
•Primera edición de 100 ejemplares numerados
•Tamaño A6: 10 x 15cm
•Tapas blandas liner de 200grs
•Cosidos a mano
•Impresos en papel bookcel de 80grs
El Calafate – Santa Cruz – Argentina
•Tamaño A6: 10 x 15cm
•Tapas blandas liner de 200grs
•Cosidos a mano
•Impresos en papel bookcel de 80grs
El Calafate – Santa Cruz – Argentina
Realizado por
jueves, enero 08, 2015
Batalla
Ella aseguraba que tenía que haber una coherencia entre lo
que se pensaba y lo que se escribía. Sostenía también la idea de que ello no
estaba en la naturaleza del hombre. Que, por lo tanto, para lograr esa
coherencia, había que librar un eterna batalla para no caer en artificios que falsearan
el pensamiento genuino que toda persona tenía. Él, sólo escribía.
martes, enero 06, 2015
Irse
-A vos te falta profundizar, no podés andar así como así
haciendo afirmaciones tan livianas, dijo él y se quedó como quien se queda
esperando una respuesta.
Unas nubes, pesadas y oscuras, viajaban arrastradas por el
viento que soplaba del oeste.
Ella siguió mirando ese cielo oscurecido que ahora dejaba
caer una fina llovizna.
-No vas a decirme nada, insistió él levantando un poco la voz.
-Yo sólo le dije que me daba la impresión que estaba como a
la deriva, que me parecía que debía buscarle un rumbo a su vida. Le dije eso y
ella me abrazó fuerte, muy fuerte, por un largo momento y después se fue.
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