El contar con un buen refugio, me ayudó a disfrutar más de la intemperie.
Las infaltables gaviotas alborotaban el cielo plomizo sobre un montículo de basura recién depositada por un camión volcador amarillo. Allí, naturalmente, merodeaba el suizo. Y le gustaba robar; pero sus “colegas” del basural no soportaban, aunque al final debían hacerlo, esa costumbre. La ley no escrita era compartir la basura, compartir los espacios. Pero no robarse entre ellos. – El basural del frío Héctor Rodolfo Peña
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cierto, cierto!...
ResponderBorrarbella foto!
Sí, saber que hay alternativa da mucha tranquilidad.
ResponderBorrarBella entrada
Un abrazo
La cámara un poco más a la derecha dándole más voz a ese madero que asoma me hubiera resultado una imagen perfecta para tu momento perfecto.
ResponderBorrarUn abrazo
adorable contradiccion.
ResponderBorrarun beso
Un momento mágico, sin duda.
ResponderBorrarBesos.
La calma de un buen refugio... preciosa imagen.
ResponderBorrarbesos!!!
Nada mejor que un buen "refugio" a la intemperie. Un gran saludo
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