Algo de mí se fue con él. No sé si algún pensamiento, un sentimiento o algún deseo de esos que uno no sabe cómo compartir. Algo de mí se fue con él. No sé bien qué. Sé que me quedé, unos segundos, contemplando cómo se alejaba. Tenía el viento soplando fuerte sobre mis espaldas, como si me empujara a salir corriendo, a carretear para levantar vuelo.
Las infaltables gaviotas alborotaban el cielo plomizo sobre un montículo de basura recién depositada por un camión volcador amarillo. Allí, naturalmente, merodeaba el suizo. Y le gustaba robar; pero sus “colegas” del basural no soportaban, aunque al final debían hacerlo, esa costumbre. La ley no escrita era compartir la basura, compartir los espacios. Pero no robarse entre ellos. – El basural del frío Héctor Rodolfo Peña
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Zafar
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El viento es la memoria.
ResponderBorrarqué suerte para mis ojos y mi alma volver a encontrarte!
ResponderBorrartus bellas imágenes y tus textos que dicen tanto, como calladamente.
qué suerte!