Preparamos agua, una fruta, filtro solar, un calzado alternativo y rumbeamos hacia la isla. Sobre el techo de casa, una bandurria nos desea suerte en la travesía. Buen comienzo digo. Suelo creer en los mensajes de la naturaleza. Y no es que reniegue del pragmatismo en el que el conocimiento nos ha encarcelado, pero me han pasado tantas cosas en esta vida, que he aprendido también a jugar un poco con la idea de que estas presencias no son casuales, que hay en ellas una señal que tal vez nuestro raciocinio limitante no nos permite descifrar.
Estaba sentado en la confitería de la terminal. Lo reconocí, aunque no había leído hasta ese momento ninguno de sus libros. Era Peña, el escritor, Héctor Rodolfo “Lobo” Peña. Había escuchado hablar de él, de sus premios y de la Trágica gaviota patagónica, su libro más mentado. Nos saludamos con un ligero movimiento de cabeza y, sin decir nada, seguí con mis cosas. Pasaron más de veinte años de ese momento. Peña ya no está entre nosotros. A mí me quedó la imagen solitaria, como ensimismada, de él, sentado en la confitería; y me quedaron sus libros, los que, a medida que fui leyendo, fueron incrementando mi entusiasmo por su producción literaria. Incursionó en todos los géneros y en todos lo hizo con la misma vocación: la de ser fiel a su estilo. Los pájaros del lago fue el primero que leí. La trama tiene todos los condimentos de thriller. La historia me atrapó desde la primera página. Ambientada en la zona del Lago Argentino, los personajes y los lugares en los que acontecían los he...
Yo también creo en los mensajes de la naturaleza... ojalá la escuchemos más a menudo!
ResponderBorrarJamás había visto este aves. Me encanta...
ResponderBorrarComo suelo decir, con una foto muy similar sacada pro Gabriel Sastre en casa...esas son las gatas de nuestros tejados! Lindismas!
ResponderBorrarAnzaga:) Bandurrias.Se extienden por la patagonia.
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