Para ser parte del evento llegan delegaciones de distintos pueblos de la provincia y algunas del sur de Chile. Cada una porta su estandarte y se prepara para participar de la ceremonia inaugural. Este es un momento de calma en el predio. La puesta en escena tiene un encanto particular, una de las niñas que ha terminado de bailar en el escenario, se sienta sobre el pasto y deja que su imaginación vuele…
Las infaltables gaviotas alborotaban el cielo plomizo sobre un montículo de basura recién depositada por un camión volcador amarillo. Allí, naturalmente, merodeaba el suizo. Y le gustaba robar; pero sus “colegas” del basural no soportaban, aunque al final debían hacerlo, esa costumbre. La ley no escrita era compartir la basura, compartir los espacios. Pero no robarse entre ellos. – El basural del frío Héctor Rodolfo Peña
El tiempo es veloz, tan veloz para soñar, para amar, para comunicar...
ResponderBorrarAbrazos veloces, Monique.
No hay nada mejor que dejar volar la imaginación...
ResponderBorrarUn beso.