Siempre está presente. Aunque a veces la bruma de invierno la cubra como con un velo, ella está ahí. Frente a nosotros, cerca de la costa, frente a la ciudad, sumergida en el lago. Alguna vez alguien me insinuó que su imagen recordaba a la Isla negra de Neruda, pero no, esa comparación me pareció un exceso. Ella es –ni más, ni menos- la Isla Solitaria. El hermano viento nos regala hoy un día de calma. Faltan pocos días para el verano y recién hoy podemos decir que tenemos un día primaveral. Hemos visto que la franja que separa la bahía del lago, está ya dibujada sobre el horizonte y nos decimos que este es el momento para intentar hacerle un poco de compañía. Para mitigar esa soledad a la que -uno imagina- la han condenado los movimientos de la madre tierra.
Llegué a la escritura motivado por una búsqueda, en principio inconsciente, que se corporizó en mí cuando empecé a tener noción de lo que representaba el haber nacido en un campamento petrolero. Un lugar que, a la vez, era ningún lugar; un hábitat en el que, el único rasgo permanente, estaba conformado por lo provisorio. De hecho, mi permanencia en Cañadón Seco, duró lo que pudo haber durado la convalecencia posparto de mi madre. La imagino a ella llevándome en brazos, en el transporte de Mottino y Acuña, mezclada entre los obreros que regresaban a Caleta Olivia. Apenas unas horas de vida tenía y ya formaba parte de un colectivo. Un colectivo de obreros, llegados de todos lados buscando el amparo de eso que se erguía como una sigla que, en ese tiempo, todo lo podía: YPF. —Nacido en Cañadón Seco —decía cuando me preguntaban— y criado en Caleta Olivia —agregaba en el intento de transmitir alguna certeza acerca de mi origen. Empecé a pensar en esto cuando me vine a vivir ...
Que lindo para preparar el mate y pasar la tarde en esa isla solitaria.
ResponderBorrarUn beso :)
Soy capaz de transportarme a esa Isla sin salir de casa.
ResponderBorrarUn abrazo
Un paisaje precioso, y lleno de tranquilidad.
ResponderBorrarUn beso.