“Estamos muy lejos de las Malvinas” preguntó otro pasajero, ya de regreso de su guiada numero cuarenta. Si, está muy lejos, contestó, un poco desganada, pero siempre sonriente, esperando que la combi llegue al pueblo y la libere de -un día más- de tener que repetir el mismo discurso, contestar las preguntas mas insólitas y soportar los reproches de los que siempre encontraban algo de que quejarse. El timbre del celular la sacó bruscamente de ese estado de apatía en el que se sumergía en los últimos tramos del viaje de vuelta del glaciar. Catorce mensajes de texto esperaban ser leídos en su bandeja. El celular no solo la despertaba, sino que, le recordaba que al salir de la ciudad, se quedaba casi ocho horas sin señal, situación esta que sus amigos y familiares parecían no entender, porque insistían en mandarle mensajes a toda hora, mensajes estos que perdían vigencia y que en muchos casos optaba por no contestar.
Llegué a la escritura motivado por una búsqueda, en principio inconsciente, que se corporizó en mí cuando empecé a tener noción de lo que representaba el haber nacido en un campamento petrolero. Un lugar que, a la vez, era ningún lugar; un hábitat en el que, el único rasgo permanente, estaba conformado por lo provisorio. De hecho, mi permanencia en Cañadón Seco, duró lo que pudo haber durado la convalecencia posparto de mi madre. La imagino a ella llevándome en brazos, en el transporte de Mottino y Acuña, mezclada entre los obreros que regresaban a Caleta Olivia. Apenas unas horas de vida tenía y ya formaba parte de un colectivo. Un colectivo de obreros, llegados de todos lados buscando el amparo de eso que se erguía como una sigla que, en ese tiempo, todo lo podía: YPF. —Nacido en Cañadón Seco —decía cuando me preguntaban— y criado en Caleta Olivia —agregaba en el intento de transmitir alguna certeza acerca de mi origen. Empecé a pensar en esto cuando me vine a vivir ...
Qué belleza de imagen
ResponderBorrarnos dejaste,esto compensa un poco la monotonía del trabajo.
Besos
Algunas veces eso de quedarse sin señal en el celular, es un momento afortunado...
ResponderBorrarCariños
Ro
Hola ALberto:
ResponderBorrarSin tiempo para leerte ahora, vengo a agradecerte tu coemntario en mi blog en el cual eres muy bienvenido siempre que lo desees.
Volveré con calma.
Abrazo
Supongo que tanto trabajo la estresa, pero a su vez hacerlo en lugares como ese le debe dar su cuota de relajación. Aunque a veces estás tan cansada que ni siquiera podés responder un msj.
ResponderBorrarSaluditos!
Adoro la sensación de no estar enganchada al móvil. Cuando voy al pueblo, desconecto y me encuentro a mí misma.
ResponderBorrarBesazos