No podemos hacer nada por usted, me dice ella, mirándome con sus ojos cansados. Si quiere le tomo el reclamo y cuando la encontremos se la enviamos a su domicilio, es lo mejor, estamos desbordados y esto no parece que fuera arreglarse, me sugiere y yo, me sonrío, con esa risa del desconsuelo. Intenta consultar una vez por teléfono, pero esta vez no la atiende nadie. Agacha la cabeza, hace como si fuera a tomar nota en un formulario y se queda en silencio esperando. Pienso en preguntarle si es seguro que envían las valijas a domicilio, pero no puedo hacerlo, no puedo hacer ni decir nada, solo asumir que estoy varado en este aeropuerto y que –con o sin valija- mi destino como pasajero, es tan pasajero, que no está en manos de una aerolínea…
Llegué a la escritura motivado por una búsqueda, en principio inconsciente, que se corporizó en mí cuando empecé a tener noción de lo que representaba el haber nacido en un campamento petrolero. Un lugar que, a la vez, era ningún lugar; un hábitat en el que, el único rasgo permanente, estaba conformado por lo provisorio. De hecho, mi permanencia en Cañadón Seco, duró lo que pudo haber durado la convalecencia posparto de mi madre. La imagino a ella llevándome en brazos, en el transporte de Mottino y Acuña, mezclada entre los obreros que regresaban a Caleta Olivia. Apenas unas horas de vida tenía y ya formaba parte de un colectivo. Un colectivo de obreros, llegados de todos lados buscando el amparo de eso que se erguía como una sigla que, en ese tiempo, todo lo podía: YPF. —Nacido en Cañadón Seco —decía cuando me preguntaban— y criado en Caleta Olivia —agregaba en el intento de transmitir alguna certeza acerca de mi origen. Empecé a pensar en esto cuando me vine a vivir ...
No es tiempo para dejar nuestro destino en una aerolineas!!
ResponderBorrarMas allá del realismo, no dejarlo en manos de nadie, como bien dice solo somos pasajeros de un viaje muy largoooooo.
Por causas varias, no puedo pasar por aquí tanto como quisiera...pero no me voy, sólo tardaré más en visitarte.
ResponderBorrarUn abrazo!!
Tantas veces me sentí así en un aeropuerto.
ResponderBorrarAbrazo.
M.
todos los destinos son pasajeros... el de un pasajero más aún
ResponderBorrarbesote!