No resulta fácil explicar por qué te levantas a las cuatro
de la mañana y te pones a escribir. Tu mujer te mira raro. Tus hijos te dicen
que te agarró el viejaso. Más difícil aún es tratar de explicar que estas
escribiendo un cuento y que justo, a esa hora, se te apareció un personaje que
podría darle a tu historia algún sentido.
Escribir un rezo para un Dios inexistente Inventarme un Dios al cual rezarle sin fe Encontrar una fe que no esté presa de una religión Profesar una religión en la que no haga falta rezar para huirle a la angustia que me acompaña desde que no estás
Comentarios
Publicar un comentario