Estamos en la orilla del lago. Este ha retrocedido tanto, que el muelle construido sobre su costa, quedó suspendido a varios metros del agua. La idea de lo inconcluso es lo primero que se me ocurre. En el pueblo, muchos proyectos se parecen a este muelle, han quedado inconclusos, es más, si uno lo piensa bien, hasta podría asegurar que es un poco el reflejo de lo que de alguna manera somos: una comunidad inconclusa, que solo adquiere sentido en aquellos meses de temporada alta, cuando los turistas desbordan por doquier.
Llegué a la escritura motivado por una búsqueda, en principio inconsciente, que se corporizó en mí cuando empecé a tener noción de lo que representaba el haber nacido en un campamento petrolero. Un lugar que, a la vez, era ningún lugar; un hábitat en el que, el único rasgo permanente, estaba conformado por lo provisorio. De hecho, mi permanencia en Cañadón Seco, duró lo que pudo haber durado la convalecencia posparto de mi madre. La imagino a ella llevándome en brazos, en el transporte de Mottino y Acuña, mezclada entre los obreros que regresaban a Caleta Olivia. Apenas unas horas de vida tenía y ya formaba parte de un colectivo. Un colectivo de obreros, llegados de todos lados buscando el amparo de eso que se erguía como una sigla que, en ese tiempo, todo lo podía: YPF. —Nacido en Cañadón Seco —decía cuando me preguntaban— y criado en Caleta Olivia —agregaba en el intento de transmitir alguna certeza acerca de mi origen. Empecé a pensar en esto cuando me vine a vivir ...
infelizmente etns toda a razão do que dizes
ResponderBorrarum beijo
Ahí está la gracia, ser inconcluso para no aburrirse. Si todo está acabado, ¿qué nos queda?
ResponderBorrarBonita foto, ¿qué lugar es?
Un beso