Todo lo demás pasó tan rápido que cuando regreso al departamento, recién tomó nota de que en menos de 24 hs debía embarcarse para El Calafate, en donde la esperaban, en principio, cuatro meses de trabajo. Llamó a su madre para darle la noticia. “¿A dónde te vas? preguntó la madre, feliz de que finalmente su hija haya conseguido un trabajo, pero extrañamente confundida, por no tener un registro claro del lugar al que la estaban mandando. Después de cuatro años, los trescientos kilómetros que la separaban de ella seguían siendo lejos y ahora parecía que iba a alejarse mucho más, ¿a Cafayate dijiste? “No ma, a Calafate, en la patagonia, el sur ma, el sur…”. Lo más al sur que habían llegado era Bariloche y les había resultado tan lejos. ¿Queda cerca de Bariloche ese lugar Mariana? No ma, a unos 3000 km ., pero no te hagas problema que me mandan en avión. Cuando pudo cortarle a la madre, se plantó frente a la PC , abrió el buscador y escribió, letra por letra: Calafate, un millón cuatrocientos mil sitios en 8 segundos a su disposición, para informarse y ponerse al día, para que no la tomaran como improvisada.
Llegué a la escritura motivado por una búsqueda, en principio inconsciente, que se corporizó en mí cuando empecé a tener noción de lo que representaba el haber nacido en un campamento petrolero. Un lugar que, a la vez, era ningún lugar; un hábitat en el que, el único rasgo permanente, estaba conformado por lo provisorio. De hecho, mi permanencia en Cañadón Seco, duró lo que pudo haber durado la convalecencia posparto de mi madre. La imagino a ella llevándome en brazos, en el transporte de Mottino y Acuña, mezclada entre los obreros que regresaban a Caleta Olivia. Apenas unas horas de vida tenía y ya formaba parte de un colectivo. Un colectivo de obreros, llegados de todos lados buscando el amparo de eso que se erguía como una sigla que, en ese tiempo, todo lo podía: YPF. —Nacido en Cañadón Seco —decía cuando me preguntaban— y criado en Caleta Olivia —agregaba en el intento de transmitir alguna certeza acerca de mi origen. Empecé a pensar en esto cuando me vine a vivir ...
madres para las que la distancia que separa un abrazo es ya muy grande
ResponderBorrarla fotografía es preciosa
Cuanto me queda por conocer!! Gracias por hacerlo notar.
ResponderBorrarAhora mismito voy a poner en Google "Calafate", que me ha picado la curiosidad.
ResponderBorrarUn besiño
Te vengo a dejar un abrazo.
ResponderBorrarhermosa fotografía!
ResponderBorrarDevuelvo visita y, de súbito, ya estoy en Calafate.
ResponderBorrarEso antes no lo conseguía ni Batman.
Un abrazo.
sur o no ser, no es mi cuestión.
ResponderBorrartengo éste deseo y karma por el sur.
sur, sur, sur. otro mantra.
*sur o no sur
ResponderBorrarPreciosa foto.
ResponderBorrarLo bueno es poder
encontrar trabajo,
para el avión no
hay distancias, pero
para una madre sí.
Un abrazo