Todo lo demás pasó tan rápido que cuando regreso al departamento, recién tomó nota de que en menos de 24 hs debía embarcarse para El Calafate, en donde la esperaban, en principio, cuatro meses de trabajo. Llamó a su madre para darle la noticia. “¿A dónde te vas? preguntó la madre, feliz de que finalmente su hija haya conseguido un trabajo, pero extrañamente confundida, por no tener un registro claro del lugar al que la estaban mandando. Después de cuatro años, los trescientos kilómetros que la separaban de ella seguían siendo lejos y ahora parecía que iba a alejarse mucho más, ¿a Cafayate dijiste? “No ma, a Calafate, en la patagonia, el sur ma, el sur…”. Lo más al sur que habían llegado era Bariloche y les había resultado tan lejos. ¿Queda cerca de Bariloche ese lugar Mariana? No ma, a unos 3000 km ., pero no te hagas problema que me mandan en avión. Cuando pudo cortarle a la madre, se plantó frente a la PC , abrió el buscador y escribió, letra por letra: Calafate, un millón cuatrocientos mil sitios en 8 segundos a su disposición, para informarse y ponerse al día, para que no la tomaran como improvisada.
Cuando miro las fotos de los frigoríficos —ese primer intento de desarrollo industrial, que surgió como complemento del oro blanco que representó la lana ovina—, no me pregunto por qué dejaron de funcionar, porque eso tiene relación con factores externos a nosotros. Lo que me provoca —el entrecruzamiento de fotos de “ estas ruinas, impregnadas de la temporalidad” (1) , que reflejan un momento de la ocupación capitalista del territorio—, es pensar en cómo, el abordaje del pasado, puede ayudarnos a entramar los hilos de un futuro que no deja de ser incierto. ¿Son estas fotos un espejo en el que nos podemos mirar para empezar a reconocernos? Ahí se me aparece, Florida Blanca, ese asentamiento español, que -cuando deciden abandonarlo- lo prenden fuego. Imagino al aónikenk observando esa escena. Ellos que eran nómades por naturaleza, que más tarde sucumbieron frente al proceso de colonización de la tierra, tratando de entender, el porqué de esa destrucción. Pienso tambien en los ...
madres para las que la distancia que separa un abrazo es ya muy grande
ResponderBorrarla fotografía es preciosa
Cuanto me queda por conocer!! Gracias por hacerlo notar.
ResponderBorrarAhora mismito voy a poner en Google "Calafate", que me ha picado la curiosidad.
ResponderBorrarUn besiño
Te vengo a dejar un abrazo.
ResponderBorrarhermosa fotografía!
ResponderBorrarDevuelvo visita y, de súbito, ya estoy en Calafate.
ResponderBorrarEso antes no lo conseguía ni Batman.
Un abrazo.
sur o no ser, no es mi cuestión.
ResponderBorrartengo éste deseo y karma por el sur.
sur, sur, sur. otro mantra.
*sur o no sur
ResponderBorrarPreciosa foto.
ResponderBorrarLo bueno es poder
encontrar trabajo,
para el avión no
hay distancias, pero
para una madre sí.
Un abrazo