Trato de centrarme en lo que seguramente debería ser mi única preocupación, el vender el campo, cobrar la comisión y seguir desarrollando mi trabajo. Pero no, no puedo evadirme de los pensamientos que disparan realidades como la de los peones rurales, que siguen igual o peor que los que osaron organizarse y desafiar a la historia que aun hoy se niega a darles un lugar como seres humanos. Ya no son chilenos, ahora uno encuentra correntinos, formoseños y chaqueños. No traen a su familia, vienen solos a cambio de la comida, alojamiento y un sueldo de peón rural que giran al norte en donde seguramente debe ser más que bienvenido.
Estaba sentado en la confitería de la terminal. Lo reconocí, aunque no había leído hasta ese momento ninguno de sus libros. Era Peña, el escritor, Héctor Rodolfo “Lobo” Peña. Había escuchado hablar de él, de sus premios y de la Trágica gaviota patagónica, su libro más mentado. Nos saludamos con un ligero movimiento de cabeza y, sin decir nada, seguí con mis cosas. Pasaron más de veinte años de ese momento. Peña ya no está entre nosotros. A mí me quedó la imagen solitaria, como ensimismada, de él, sentado en la confitería; y me quedaron sus libros, los que, a medida que fui leyendo, fueron incrementando mi entusiasmo por su producción literaria. Incursionó en todos los géneros y en todos lo hizo con la misma vocación: la de ser fiel a su estilo. Los pájaros del lago fue el primero que leí. La trama tiene todos los condimentos de thriller. La historia me atrapó desde la primera página. Ambientada en la zona del Lago Argentino, los personajes y los lugares en los que acontecían los he...
esos son los lugares, donde uno desconoce de limites. de limites de fronteras.
ResponderBorrarde limites de horizontes, donde es cielo? donde es tierra?
Esos desafíos que curten
ResponderBorrary dejan cicatrices.
Es bueno pensar en los demás
cosa que ya no ocurre a menudo.
Gracias por acercarte por
mi ventana y dejar
un amable comentario.
Un saludo.
esto es el cuento de nunca acabar!
ResponderBorrar=0S
Me estoy enterando de cosas que no me gustan nada. Ahí en el humbral del mundo, no habeís oido hablar de los derechos humanos? Tu foto es bonita, pero lo que más me ha impresionado son tus relidades.
ResponderBorrarGracias por tus crónicas!
Juana: Los limites los fué imponiendo el hombre con sus alambrados, aunque es cierto que uno puede muchas veces quedar atrapado en los espejismos que en medio de tanto desierto dibujan cielños en la tierra y tierra en los cielos.
ResponderBorrarMarisa: Estoy dando esa batalla para no dejar de pensar en los demas, para que no me dé lo mismo lo que le pasa a los demás.
Sonia: Como dice untema hermoso de Vox Dei:
No puedo yo entender, si es asi la verdad
de que sirve ganar, si despues perdere
Inutil es pelear no puedo detenerlo
lo que hoy empezé, no será eterno.
Montserrat: Por estos lados la realidad es mas cruda de lo que muchos pueden imaginar y eso tal vez la haga mas interesante.