Los últimos veinte metros de desnivel son prácticamente verticales. No hay mucho de que agarrarse. Puede que logre subir, pero el descenso –al no contar con bastones- puede resultar muy riesgoso. Los pensamientos luchan por imponerle al momento una cuota de racionalidad. Pero no es lo que necesito en este momento. Acepto mi circunstancial imposibilidad y dispongo a disfrutar lo logrado, no con resignación, sino con la tranquilidad de haberlo intentado, con la esperanza y la certeza de que habrá una nueva oportunidad, que la madre roca continuará hasta el fin de los tiempos alumbrando el camino de los silencios.
Estaba sentado en la confitería de la terminal. Lo reconocí, aunque no había leído hasta ese momento ninguno de sus libros. Era Peña, el escritor, Héctor Rodolfo “Lobo” Peña. Había escuchado hablar de él, de sus premios y de la Trágica gaviota patagónica, su libro más mentado. Nos saludamos con un ligero movimiento de cabeza y, sin decir nada, seguí con mis cosas. Pasaron más de veinte años de ese momento. Peña ya no está entre nosotros. A mí me quedó la imagen solitaria, como ensimismada, de él, sentado en la confitería; y me quedaron sus libros, los que, a medida que fui leyendo, fueron incrementando mi entusiasmo por su producción literaria. Incursionó en todos los géneros y en todos lo hizo con la misma vocación: la de ser fiel a su estilo. Los pájaros del lago fue el primero que leí. La trama tiene todos los condimentos de thriller. La historia me atrapó desde la primera página. Ambientada en la zona del Lago Argentino, los personajes y los lugares en los que acontecían los he...
Hola. Creo que acabas de publicar en mi blog ,he venido para conocerte y me he encontrado con que eres una persona de las que buscan la belleza subiendo e intentando alcanzar metas en las montañas. Y creo además que dentro de tí hay un poeta que escribe versos a medida que va escalando. No creo equivocarme en mucho. Espero conocerte más.
ResponderBorrarUn cariñoso saludo desde Barcelona.
Belíssimo!
ResponderBorrarUm abraço da
Madalena
Una foto muy bonita, cada vez más cerca del cielo.
ResponderBorrarUn abrazo.
Se requiere tiempo para hacerse a la idea de todo lo que nos cuentas.
ResponderBorrarIntentaré no perderme en esta inmensidad como aquel témpano que fue, hasta que desapareció...
Un lujo andar por aquí.
Se requiere tiempo para hacerse a la idea de todo lo que nos cuentas.
ResponderBorrarIntentaré no perderme en esta inmensidad como aquel témpano que fue, hasta que desapareció...
Un lujo andar por aquí.
Vaaaaaaaaale, dos lujos... Internet es así...
ResponderBorrary dando el paso a nuevas palabras
ResponderBorrarDe eso estoy segura. La madre roca continuará firme, entera, íntegra, por un tiempo indefinido, tras nuestro leve pasar.
ResponderBorrarSaludos y gracias por tu visita y comentario
Hace casi un año que anduve por tu tierra, solo que en vez de subir montañas estuve conduciendo por la Patagonia y visitando glaciares.
ResponderBorrarFue un viaje impresionante del que guardo muy buenos recuedos. De hecho le dediqué un blog, Ruta 40.
Un saludo.
Interesantes paisajes, algún dia me animaré a conocerlos, me gusta hacer recorridos por la montaña. Por ahora solo he paseado por Venezuela y Colombia, y aun me queda mucho que ver alli..., por no hablar de casi toda Europa a pesar de que me queda mas cerquita de casa.
ResponderBorrarMe ha encantado el blog.
Un cordial saludo
Vine a agradecer tu visita y me volgé leyendo tu aventura, me gusta mucho tu manera de relatar tan concisa y dando un panorama de lo que estás viendo.
ResponderBorrarVolveré.
Saluditos!
• con la mirada atenta...
ResponderBorrarImpresionantes agujas.
Me gustaría estar allí.
• saludos
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•CR & LMA•