La batalla está perdida.
Nos queda sólo el recuerdo de un
tiempo de gloria que para otros fue también un tiempo de batallas perdidas.
El
enemigo llego cuando menos lo esperábamos. Traía consigo codicia y deseos que
pueden nublarle la vista a cualquiera.
Yo creo que no nos vieron. Cruzaron por
encima nuestro como si fueran hacheros abriéndose camino en medio de la selva.
No nos vieron. Tampoco escucharon nuestro lamento. Pasaron más de cinco siglos
y todo sigue igual. Seguimos siendo invisibles.
No hay grito por mas
desgarrador que sea que llegue a los oídos del colonizador.
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