Si, hace falta un juez de falta, linda la rima, como para iniciar una vidala salteña, aunque por estos lados lo que no rima es las anunciadas “IV Jornadas santacruceñas de jueces y secretarios de juzgados municipales de Faltas” y la acéfalía en la que ese organismo se encuentra desde hace más de un año.
Pero no es lo único que no rima, a propósito de este encuentro, que según informa LA opinión Austral se propone “rescatar el espíritu de reconocimiento y la consagración de la independencia de los poderes municipales, entre los cuales se encuentra el judicial, a través de la real vigencia y observancia de la autonomía de dichos tribunales. Este precepto tiene fundamentos en la necesidad de implementar la independencia de poderes.” Tema este sobre el que seguramente disertará nuestro Intendente Municipal Néstor Méndez, que obligado por la acefalía hace de Juez y parte en este aspecto del funcionamiento municipal.
”Para ello se busca contar con magistrados independientes e imparciales, por lo que es necesario un profuso tratamiento de la jerarquización institucional de jueces y secretarios municipales de Faltas.” aseguran en el prestigioso medio capitalino y no debo dejar de reconocer que los nobles fines del encuentro me conmueven, aunque me cueste imaginar la cara de algunos al participar de las disertaciones previstas.
Pero no está en mi ánimo ser pesimista, creo que aprovechando que durante los días 25, 26 y 27 de abril la Villa Turística contará con la presencia de jueces y secretarios de los juzgados municipales de falta de diferentes localidades del interior provincial, podemos aprovechar, para recusar todas las infracciones que en estos últimos meses han realizado los inspectores municipales, para que sean estos jueces –que seguramente viajan en comisión- los que decidan su vigencia y no la discrecionalidad electoralista del aún “candidato a nada” Néstor Méndez .
Las infaltables gaviotas alborotaban el cielo plomizo sobre un montículo de basura recién depositada por un camión volcador amarillo. Allí, naturalmente, merodeaba el suizo. Y le gustaba robar; pero sus “colegas” del basural no soportaban, aunque al final debían hacerlo, esa costumbre. La ley no escrita era compartir la basura, compartir los espacios. Pero no robarse entre ellos. – El basural del frío Héctor Rodolfo Peña
Zafar
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