Yo se que estas allí, figura que he soñado en mis mejores sueños. Si giro este tronco o lo mejor lo pongo de costado. No es tanto lo que debería sacar para encontrarte.
Las infaltables gaviotas alborotaban el cielo plomizo sobre un montículo de basura recién depositada por un camión volcador amarillo. Allí, naturalmente, merodeaba el suizo. Y le gustaba robar; pero sus “colegas” del basural no soportaban, aunque al final debían hacerlo, esa costumbre. La ley no escrita era compartir la basura, compartir los espacios. Pero no robarse entre ellos. – El basural del frío Héctor Rodolfo Peña
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Zafar
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Un gusto tenerte como visitante de mi blog. Que lindo eso de compartir los mismos gustos, espero volver a leerte aca y en mi blog tambien, un abrazo.
ResponderBorrarQué linda frase le regalás al escultor. Ahí adentro, su creación! Un beso!
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