Me acostumbré a tomar distancia. No como nos enseñaban en
las escuela cada vez que formábamos fila. No para evadirme de la realidad que
muchas veces me apabulla con mensajes indescifrables. Ni siquiera como un ingenuo
intento de alimentar ese sentimiento ermitaño que me acosa en las mañanas de
invierno. Si, creo, por esa rara necesidad de querer –con mi limitada mirada- abarcarlo
todo.
Escribir un rezo para un Dios inexistente Inventarme un Dios al cual rezarle sin fe Encontrar una fe que no esté presa de una religión Profesar una religión en la que no haga falta rezar para huirle a la angustia que me acompaña desde que no estás
hace un rato que miro y miro esa imágen, sintiéndome cada vez más ese pájaro.
ResponderBorrar"no para evadirme de la realidad que muchas veces me apabulla con mensajes indescifrables; ni siquiera como un ingenuo intento de alimentar ese sentimiento ermitaño que me acosa en las mañanas de invierno, sino por esa ncesidad de querer abarcarlo todo".
así es como es.
saludos, Alberto!
Lástima que la vista no acompañe cuando tomamos la distancia necesaria para abarcarlo todo. Bella reflexión y buen motivo para tomar distancia.
ResponderBorrarUn abrazo
Me pregunto si esa es una manera de tener poco...he comenzado a dudarlo,creo que es tener diferente!
ResponderBorrarBeso