Miro el cielo.
Cielo de otoño, digo, por las hojas amarillas de los álamos.
Debe ser ésta –de todas las estaciones- la que mas me carga
de nostalgia.
Esa nostalgia que me dispone a caminar más lento, a contar
mis pasos, como si así fuera a demorar mi propio otoño, ese al que,
inexorablemente, voy acercándome.
Me pone ansioso pensar en la vejez.
Me.
Son los años que he vivido los que me permiten contemplar
-sin prejuicios- la belleza de este cielo, me digo, para tranquilizarme, para
lograr esa calma que llega cuando comienzo aceptar el paso del tiempo, no como
una fatalidad sino como un hecho natural de esto que llamamos vida.
Puedo intuir la suave brisa moviendo las copas de esos arboles en ese fondo azul maravilloso. besos
ResponderBorrarEsos árboles, parecen saludarnos e invitarnos a descansar bajo sus copas. ¡Preciosa imagen! Un abrazo!!
ResponderBorrarYo también creo que el otoño es la estación más certera, la que más nos habl al oído. Ciertamente hace falta bajar la marcha y contemplar! Un beso
ResponderBorrarEl otoño sabe de nostalgias, por eso se presenta cada año e invita a disfrutar de la imagen de las hojas doradas!!
ResponderBorrarSaludos!
a mi me pasa lo mismo que a usté!
ResponderBorrarpero no lo digo tan bonito.
beso
Hola! Gracias por pasar por mi blog.
ResponderBorrarEsa foto bien puede ser un paisaje del otoño en Mendoza.
Saludos y buen finde.
STEKI.
La placidez del
ResponderBorrarotoño nos predispone
a los sueños, a la pausa.
Un cálido abrazo.
Gracias por la visita..., con tiempo, me siento a leer.
ResponderBorrarsaludos:
Ju
Es en otoño cuando más me embriaga la nostalgia, aunque creo que no depende tanto de la estación si no del estado de ánimo.
ResponderBorrarUn besote