Escribir un rezo para un Dios inexistente Inventarme un Dios al cual rezarle sin fe Encontrar una fe que no esté presa de una religión Profesar una religión en la que no haga falta rezar para huirle a la angustia que me acompaña desde que no estás
Las infaltables gaviotas alborotaban el cielo plomizo sobre un montículo de basura recién depositada por un camión volcador amarillo. Allí, naturalmente, merodeaba el suizo. Y le gustaba robar; pero sus “colegas” del basural no soportaban, aunque al final debían hacerlo, esa costumbre. La ley no escrita era compartir la basura, compartir los espacios. Pero no robarse entre ellos. – El basural del frío Héctor Rodolfo Peña
espectacular fotografía
ResponderBorrargrandioso capricho
maravillosa caprichosa!
ResponderBorrarexcelente diálogo.
saludos!
precioso, como casi todo aqui
ResponderBorrarPrecioso capricho.
ResponderBorrarTú blog no se queda atrás en eso de ser estupendo.
Saludos!
Bello y ocurrente.
ResponderBorrarBesos
Hay caprichos dela naturaleza absolutamente maravillosos. Besos desde Ibiza con amor
ResponderBorrarMás q caprichos, son razones... y muy poderosas.
ResponderBorrarUn abrazo querido amigo!
Wow! Qué bella estampa de la Madre Naturaleza.
ResponderBorrarUn saludo :)
La naturaleza es así de caprichosa, casi tanto como la vida...
ResponderBorrarBella foto!!
:)
Por suerte hay caprichos de los que disfrutamos todos.
ResponderBorrarHermosa fotografía.
Muy chulo...
ResponderBorrarEl fresquito llega hasta aquí en forma de capricho... (ya he visto que el invierno este año por allá es de lo peorcito que se recuerda...)
Abrazos y no olvides el abrigo compañero.