Hay días en los que el tiempo se me escurre de las manos,
que cada minuto pasa como pasa el viento, que termino la jornada como si nada significativo
me hubiera pasado y hay días en los que cada segundo es un milagro.
Las infaltables gaviotas alborotaban el cielo plomizo sobre un montículo de basura recién depositada por un camión volcador amarillo. Allí, naturalmente, merodeaba el suizo. Y le gustaba robar; pero sus “colegas” del basural no soportaban, aunque al final debían hacerlo, esa costumbre. La ley no escrita era compartir la basura, compartir los espacios. Pero no robarse entre ellos. – El basural del frío Héctor Rodolfo Peña
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Zafar
-Cuántas veces te lo tengo que decir, -dijo zamarreándolo de la remera- no quiero verte más en esa esquina jugando con esos atorrantes, que ...
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Es difícil imaginar como se lee desde el lugar del gobernante una derrota. Pero voy a arriesgar un escenario posible: imagino al Gobernador ...
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Una puñalada, dos puñaladas, tres puñaladas, cuatro puñaladas, cinco puñaladas; el forense hizo una pausa, levantó la mirada como buscando...
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Una pareja pasa por la costanera. Van abrazados, como si sintieran frío. Es raro, en estos tiempos, ver parejas que caminen abrazadas. Ella...
Son los mejores, ¿verdad? Esos días son los que hay que aprovechar primero y atesorar después.
ResponderBorrarUn abrazo
Tan solo nos interrumpe la noche, el sueño, ese momento de inconciencia que hace que un rato sea distinto a otro rato...
ResponderBorrarA veces venir hasta acá me suena a un remanso...
Abrazo