La escena se va armando lentamente. Un grupo de rock cuelga una bandera en la que se puede identificar claramente la silueta del Gallego Soto, unos de los líderes del movimiento rural, que logró huir a Chile y salvar su vida. Atrás, dejó a cientos de trabajadores, que confiaron en la palabra del Ejercito Argentino y se rindieron incondicionalmente. Esto último, lo de la rendición, es también algo que no termino de entender, porque le cabe más a los que están en guerra y aquí no hubo ninguna guerra.
Cuando miro las fotos de los frigoríficos —ese primer intento de desarrollo industrial, que surgió como complemento del oro blanco que representó la lana ovina—, no me pregunto por qué dejaron de funcionar, porque eso tiene relación con factores externos a nosotros. Lo que me provoca —el entrecruzamiento de fotos de “ estas ruinas, impregnadas de la temporalidad” (1) , que reflejan un momento de la ocupación capitalista del territorio—, es pensar en cómo, el abordaje del pasado, puede ayudarnos a entramar los hilos de un futuro que no deja de ser incierto. ¿Son estas fotos un espejo en el que nos podemos mirar para empezar a reconocernos? Ahí se me aparece, Florida Blanca, ese asentamiento español, que -cuando deciden abandonarlo- lo prenden fuego. Imagino al aónikenk observando esa escena. Ellos que eran nómades por naturaleza, que más tarde sucumbieron frente al proceso de colonización de la tierra, tratando de entender, el porqué de esa destrucción. Pienso tambien en los ...
Los jovenes solemos ser los más entusiastas... Pero no sé si la figura del tal Gallego Soto está siendo exaltada o ironizada.
ResponderBorrarInteresante...
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