Cuando llegó a su casa, estaba todo preparado. La única diferencia con otros cumpleaños la aportaba su esposa. Junto a su madre, las dos paradas en la puerta, lo esperaban sonrientes. Feliz cumple hijo, dijo su madre y le entregó un regalo. Un hermoso pulóver, como las otras prendas que le acostumbraba regalar. Ella lo tomó del brazo y lo acompañó hasta la mesa. Todo muy simple. Una torta, con dos velas numéricas que destacaban los treinta años. Su padre sentado en el frente, se paró a saludarlo. Este gesto –que solo se daba para su cumple- era para él muy importante. Esto no va a durar más de una hora, se dijo para si mismo, después salgo y me veo con Martín y Pepe, que seguro me han organizado un festejo en serio. Sonriente se dispuso a cumplir con el ritual. Su madre encendió las velas. Su padre preparó la cámara fotográfica para dejar testimonio de este momento. Sopló las velitas de los treinta y todos cantaron el cumpleaños feliz. Después vino un silencio. Y ella se acercó lentamente. Llevaba algo en la mano. Pensó que le iba a leer algo. Pero no. No era un papel, era un sobre, que ella entrego sonriente. Este es mi regalo para vos mi amor, le dijo y lo beso cariñosamente en la boca. Me lo confirmaron hoy, vas a ser padre.
Cuando miro las fotos de los frigoríficos —ese primer intento de desarrollo industrial, que surgió como complemento del oro blanco que representó la lana ovina—, no me pregunto por qué dejaron de funcionar, porque eso tiene relación con factores externos a nosotros. Lo que me provoca —el entrecruzamiento de fotos de “ estas ruinas, impregnadas de la temporalidad” (1) , que reflejan un momento de la ocupación capitalista del territorio—, es pensar en cómo, el abordaje del pasado, puede ayudarnos a entramar los hilos de un futuro que no deja de ser incierto. ¿Son estas fotos un espejo en el que nos podemos mirar para empezar a reconocernos? Ahí se me aparece, Florida Blanca, ese asentamiento español, que -cuando deciden abandonarlo- lo prenden fuego. Imagino al aónikenk observando esa escena. Ellos que eran nómades por naturaleza, que más tarde sucumbieron frente al proceso de colonización de la tierra, tratando de entender, el porqué de esa destrucción. Pienso tambien en los ...
Son realmente espectaculares las fotos que sacas ^^
ResponderBorrarBueno regalo ¿no?
ResponderBorrarMe encaanta la foto
Por lo que parece no había pensando todavía en la paternidad. Qué buen relato.
ResponderBorrarBesos
¡El mejor regalo!
ResponderBorraraaaauuuuuuuuu!!!... que noticion y se la suelta asi sin mas!... como sean dicen que siempre es una bendicion.
ResponderBorrar=0D
besos!
Un bello regalo,
ResponderBorrarse recordará siempre
de su treinta aniversario,
una bella anécdota
para contar a su hijo.
Besos
ay, no!... ay, no!...
ResponderBorrarUn regalo para no olvidar nunca.
ResponderBorrarExcelente relato de cumpleaños.
Un abrazo va pa'el sur.
M.
bello
ResponderBorrarSi lo deseaba, ese es el mejor regalo que podría haberle hecho.
ResponderBorrarBesos