Salida suspendida, decía el mensaje de texto que envió a sus amigos, luego de que su madre le dijera al oído: no vas a dejarla sola, justo hoy, en un momento tan especial. El cumpleaños pasó a segundo plano. Todo comenzó a girar de nuevo en torno a ella. Seguro que es nena, dijo su mamá y ella asintió. Su padre tenia dibujada en el rostro una sonrisa que el no le conocía. Se quedaron charlando hasta tarde los cuatro juntos. No hace falta que vayas a la oficina, dijo su padre, haciendo con ella una concesión que a él nunca le había otorgado. Estoy embarazada, no enferma dijo ella y todos sonrieron aprobando la ocurrencia. A al semana veinte, ecografía mediante, llegó la noticia de que sería una nena y su madre que los acompañaba a todos los controles, se puso a llorar de emoción. Pensaron que se iba a desmayar, pero no, respiró profundamente, contuvo el aire en sus pulmones, levanto su mirada como mirando el cielo –aunque solo se podía ver el techo del consultorio- y dijo: este es un regalo de Dios, yo sabía que El, de alguna forma me iba recompensar y se confundió con ella en un fuerte abrazo.
Cuando miro las fotos de los frigoríficos —ese primer intento de desarrollo industrial, que surgió como complemento del oro blanco que representó la lana ovina—, no me pregunto por qué dejaron de funcionar, porque eso tiene relación con factores externos a nosotros. Lo que me provoca —el entrecruzamiento de fotos de “ estas ruinas, impregnadas de la temporalidad” (1) , que reflejan un momento de la ocupación capitalista del territorio—, es pensar en cómo, el abordaje del pasado, puede ayudarnos a entramar los hilos de un futuro que no deja de ser incierto. ¿Son estas fotos un espejo en el que nos podemos mirar para empezar a reconocernos? Ahí se me aparece, Florida Blanca, ese asentamiento español, que -cuando deciden abandonarlo- lo prenden fuego. Imagino al aónikenk observando esa escena. Ellos que eran nómades por naturaleza, que más tarde sucumbieron frente al proceso de colonización de la tierra, tratando de entender, el porqué de esa destrucción. Pienso tambien en los ...
el milagro que nos deja a todos tan sensibles.
ResponderBorrarYo pase de no pensar jamas en hijos. Hasta que tuve a misobrino en brasos, tocarle las manitos, sentir una vida tan diminuta, tan hermosa...
Y como no contentarse con la fe... dimelo tu
Hi veo que se agrando la flia. no se si la tuya pero felicitaciones y millones de gracias por pasar siempre por mi espacio. Saludos enormes y nos estamos leyendo.
ResponderBorrarEl milagro de la vida moviliza a todos!!
ResponderBorrarAbrazo!!
Una vida en otra, es privilegio y memorable.
ResponderBorrarSaludos, monique.
Estas cosas me maravillan. Yo sería incapaz. De hecho, me recuerdan a las esculturas de arena que hacen en las playas.
ResponderBorrarBesotes
vida deseada?
ResponderBorrarno veo un nido feliz...o ando perdida en la nieve?