Ir al contenido principal

Olvido VI

Ella miraba por la ventana. Los rayos iluminaban su rostro y dejaban ver su silueta debajo del camisón blanco. El permanecía sentado en su cama. Su cuarto, en el que había pasado toda su vida, conservaba cada uno de sus recuerdos. Un par de escarpines, que su madre colgó un día en la puerta. El disfraz del hombre araña desplegado sobre una de las paredes. La patineta, que tanto le gustaba usar y con la que un día –al derrapar sobre una cornisa- terminó con un brazo quebrado. Allí estaban, como testimonio de cada momento importante que le había tocado vivir. Todo siempre ordenado, aún hoy -cuando ya había cumplido veintiocho años- por su madre. Ella sonreía. Como agradeciendo el momento que estaban pasando. El, no podía dejar de pensar en como explicarle a sus padres, quien era esa desconocida que ocupaba –casi desnuda- su cuarto. Entonces sintió que llamaban a su puerta ¿Estas bien hijo? Preguntó su madre. Y despertó. Miró a su derredor y todo estaba como si no hubiera estado soñando, todo igual, menos ella, que ya no estaba. Que insistía en aparecer en sus sueños, como una pesadilla que el disfrutaba. Estoy bien mamá.  Creo que tuve un mal sueño, mintió y se dijo que no iba a poder seguir viviendo así.

Comentarios

  1. Hermosa fotito y me transporte paso a paso a esos recuerdos de tu sueño como si hubiera vividos también en ellos.
    Que difícil es despertar y saber que lo hermoso que vivimos....fue solo un sueño.
    Un abrazo

    ResponderBorrar
  2. por situaciones como ésas a veces me enfado con el mundo de los sueños...y hablo de sueños dormida y despierta

    ResponderBorrar
  3. sabes q cada vez q empizo a leer "olvido...." me da un cierto temblor de anagustia en el pecho

    ResponderBorrar
  4. Quizás la solución sería salir a la calle a ver si encuentra a chica que tanto aparece en sus sueños..

    ResponderBorrar
  5. "como una pesadilla que el disfrutaba"

    yo también tengo de esas...



    :)

    ResponderBorrar
  6. Mejor no quedarse con las ganas de soñar y de escribir tan hermosos sueños.
    Gracias.

    ResponderBorrar
  7. Muy bueno el final: "un mal sueño"

    Un abrazo

    ResponderBorrar
  8. Sueños o pesadillas? que más da, si al abrir los ojos desaparecen.
    Un abrazo!!

    ResponderBorrar
  9. ufa!... creì que se habìa olvidado el camisón...

    saludos, bonito.

    ResponderBorrar
  10. que bonito el texto. la verdad que se hace dificil de olvidar a las personas que han pasado por tu vida y de una manera u otra te han marcado para siempre. puede decirse que son como esas cosas que se amontonan en tu cuarto y que son testimonio pasado de tu vida.

    la foto es muy bonita,que ganas tengo yo de ver flamencos en la orilla del mar

    un saludo

    ResponderBorrar
  11. qué dificultad tiene el hombre de compartir con la Madre, que siempre habrá una mina mejor que ella.
    Especialmente tierno y divino el relato.

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

No ser

Llegué a la escritura motivado por una búsqueda, en principio inconsciente, que se corporizó en mí cuando empecé a tener noción de lo que representaba el haber nacido en un campamento petrolero. Un lugar que, a la vez, era ningún lugar; un hábitat en el que, el único rasgo permanente, estaba conformado por lo provisorio. De hecho, mi permanencia en Cañadón Seco, duró lo que pudo haber durado la convalecencia posparto de mi madre.  La imagino a ella llevándome en brazos, en el transporte de Mottino y Acuña, mezclada entre los obreros que regresaban a Caleta Olivia.  Apenas unas horas de vida tenía y ya formaba parte de un colectivo. Un colectivo de obreros, llegados de todos lados buscando el amparo de eso que se erguía como una sigla que, en ese tiempo, todo lo podía: YPF. —Nacido en Cañadón Seco —decía cuando me preguntaban— y criado en Caleta Olivia —agregaba en el intento de transmitir alguna certeza acerca de mi origen. Empecé a pensar en esto cuando me vine a vivir ...

Encuentro

Estaba sentado en la confitería de la terminal. Lo reconocí, aunque no había leído hasta ese momento ninguno de sus libros. Era Peña, el escritor, Héctor Rodolfo “Lobo” Peña. Había escuchado hablar de él, de sus premios y de la Trágica gaviota patagónica, su libro más mentado. Nos saludamos con un ligero movimiento de cabeza y, sin decir nada, seguí con mis cosas. Pasaron más de veinte años de ese momento. Peña ya no está entre nosotros. A mí me quedó la imagen solitaria, como ensimismada, de él, sentado en la confitería; y me quedaron sus libros, los que, a medida que fui leyendo, fueron incrementando mi entusiasmo por su producción literaria. Incursionó en todos los géneros y en todos lo hizo con la misma vocación: la de ser fiel a su estilo. Los pájaros del lago fue el primero que leí. La trama tiene todos los condimentos de thriller. La historia me atrapó desde la primera página. Ambientada en la zona del Lago Argentino, los personajes y los lugares en los que acontecían los he...

Héctor Rodolfo Peña

El 17 de julio de 2003 falleció, en El calafate, el escritor Héctor Rodolfo Peña. Podemos decir de él que publicó cuatro libros de poemas, tres de cuentos, siete novelas y un libro de aforismos, lo que representa la obra literaria más significativa que tenemos los santacruceños. En la búsqueda en internet de datos biográficos de su persona, encontré que solo aparecen menciones en algún blog literario y alguna que otra referencia de sus libros, los que pueden comprarse como usados. En una Feria Provincial del libro, coincidí con Mario Echeverria Baletta, el que me facilitó, para que fotocopiara y digitalizara, el archivo de más de doscientos recortes de diarios, apuntes, borradores, escritos mecanografiados, y algunas fotos del “Lobo”, que él fue atesorando con el paso del tiempo. Es así que surge la idea de publicar un blog: https://homenajeallobo.blogspot.com/ , como una manera de acercar, a este tiempo, el pensamiento de Peña. Y en un intento también de conocer un poco más de ...